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sábado, 20 de septiembre de 2014

Sobre 'alfabetización en salud'. Actualización en "Health Literacy" (y III)

Terminamos en esta entrada con la revisión de las publicaciones e Informes del IOM sobre alfabetización en salud, aparecidas en los últimos años.

(IOM 2010)

Cada año, unos 1.5 millones de personas sufren efectos adversos por medicamentos. Estos problemas ocurren porque la gente confunde las etiquetas, no es consciente de las interacciones medicamentosas o utilizan la medicación de forma inadecuada. La iniciativa para el uso seguro de los medicamentos (Safe Use Initiative) de la Food and Drug Administration (FDA) pretende identificar los riesgos prevenibles de la medicación y desarrollar soluciones. El presente informe del IOM da cuenta del taller organizado para debatir sobre la Safe Use Initiative y otros programas para mejorar el etiquetado y la seguridad de los fármacos.
  

(Como sabemos) Hay gran entusiasmo por el uso de las TIC interactivas en salud (e-Health) y el potencial que estas tecnologías emergentes tienen para mejorar la calidad, capacidad y eficiencia del sistema sanitario. Sin embargo, muchos médicos, grupos de apoyo, responsables políticos y consumidores están preocupados por si los sistemas electrónicos de salud pudieran ayudar solo a los individuos y a las comunidades con mayores recursos, dejando atrás a aquellos con un acceso limitado a la tecnología.

Con el fin de abordar este problema, el IOM organizó un taller para explorar el estado actual (2009) de las tecnologías de la comunicación, los retos para su uso en poblaciones con baja alfabetización en salud y las estrategias para aumentar el beneficio de estas tecnologías en dichas poblaciones. El informe-resumen del taller, Health Literacy, eHealth, and Communication: Putting the Consumer First, incluye los comentarios de los participantes sobre estos temas.


La alfabetización en salud –es decir, la capacidad de los individuos para obtener, procesar y entender la información básica sobre salud y servicios que facilite una adecuada toma de decisiones de salud- se reconoce cada vez más como un aspecto importante de la atención sanitaria y de los resultados de salud. Aunque la investigación sobre alfabetización en salud ha aumentado enormemente en la pasada década, no existe ningún marco ampliamente acordado que considere la alfabetización en salud como un determinante de los resultados de salud. La mayoría de los instrumentos se centran en evaluar la alfabetización en salud de un individuo; sin embargo, el alcance de la alfabetización en salud va más allá de las habilidades y destrezas de un individuo. La alfabetización en salud se produce en el contexto del sistema de cuidados de salud, y por lo tanto las medidas de alfabetización en salud también deben evaluar las demandas y las complejidades de los sistemas sanitarios con los que interactúan los pacientes. Por ejemplo, se necesitan medidas para determinar cómo está organizado el sistema para que puedan “navegar” individuos con diferentes niveles de alfabetización en salud y qué están haciendo las organizaciones sanitarias en la elaboración de contenidos e información de salud útil y comprensible. 

Para revisar lo que se conoce sobre las medidas de la alfabetización en salud, el IOM convocó un seminario cuyo resumen aparece en este informe. En él se examinan el estado actual (2009) de las medidas de alfabetización en salud, incluyendo las utilizadas en el ámbito de la asistencia sanitaria; se discuten posibles medidas alternativas que podrían utilizarse para evaluar la alfabetización en salud y explora diversas formas en que las medidas de alfabetización en salud podrían utilizarse para evaluar los enfoques de atención centrada en el paciente.



Para obtener el mayor valor en la atención sanitaria es importante centrarse en cuestiones de calidad y desigualdad, y en la capacidad de los individuos para tomar decisiones apropiadas basadas en los servicios y en conocimientos básicos de salud. Varios grupos del IOM convocaron conjuntamente el taller “Toward Health Equity and Patient-Centeredness: Integrating Health Literacy, Disparities Reduction, and Quality Improvement" para responder a estas preocupaciones. Durante este taller, los oradores y los participantes exploraron cómo mejorar la equidad en la atención prestada y el enfoque en los pacientes.

(IOM 2004)

 Para mantener su propia salud y la de sus familias y comunidades, los usuarios confían en la información sanitaria que tienen a su disposición. Esta información se encuentra en el núcleo de la relación que los pacientes y sus familias establecen con los modernos y complejos sistemas sanitarios actuales y puede ser facilitada mediante una gran variedad de formas que van desde una discusión entre un paciente y un proveedor de asistencia sanitaria a un anuncio de promoción de salud, un formulario de consentimiento o una de las muchas otras formas de comunicación sanitaria comunes en nuestra sociedad. Sin embargo millones de estadounidenses (y otros ciudadanos en otros lugares del mundo) no pueden entender o actuar en base a esta información. Para solucionar este problema, el campo de la alfabetización en salud reúne investigación y práctica conjuntas de diversas áreas como educación, servicios de salud y ciencias sociales y culturales y las numerosas organizaciones cuya actuación puede mejorar o impedir la alfabetización en salud.

El Informe Health Literacy: A Prescription to End Confusion (publicado en 2004 y que se ha convertido ya en un informe clásico en la materia), examina el cuerpo de conocimientos aplicables al campo de la salud y recomienda acciones para promover una sociedad alfabetizada en salud. Al examinar el limitado grado de alfabetización en salud y la forma de mejorarlo, podemos mejorar la salud de los individuos y poblaciones.
____________________

Hasta aquí esta revisión y actualización. Solo queda añadir, a esta amplia y extensa recopilación de informes y documentos del IOM estadounidense, un importante (e imprescindible) título aparecido en España hace unos meses: “Alfabetización en Salud, de la información a la acción. Se trata de un libro colectivo, coordinado por Ignacio Basagoiti y en el que han participado más de 40 autores, que aborda, desde múltiples perspectivas, disciplinas y puntos de vista diversos, el complejo proceso de convertir la información y el conocimiento en decisiones prácticas, con resultados tangibles en cuanto a ganancias en salud.

Un documento para revisar y consultar...


viernes, 19 de septiembre de 2014

Sobre 'alfabetización en salud'. Actualización en "Health Literacy" (II)

Seguimos con la revisión de algunas de las publicaciones e Informes del IOM sobre alfabetización en salud, aparecidas en los últimos años.


La aplicación de la Affordable Care Act (ACA) de 2010 está provocando cambios significativos en el ‘sistema’ sanitario de los Estados Unidos. Entre otras previsiones, la ACA ampliará el acceso a una cobertura sanitaria para millones de estadounidenses que previamente no estaban asegurados. Muchos de los nuevos consumidores que podrán elegir un seguro de salud serán individuos con escaso nivel de alfabetización, algunos hablantes de inglés y otros que se sentirán más cómodos usando otros idiomas. Algunos términos empleados en el ramo de los seguros de salud, tales como "deducible", "coaseguramiento", "pagos directos de bolsillo" son difíciles de comunicar incluso para personas con un nivel moderado-alto de alfabetización en salud y por tanto, la contratación de seguros de salud se enfrentará a problemas y desafíos como intentar comunicar algunos de estos principios básicos y sin embargo complejos a la comunidad en general, además de intentar adaptarse a numerosos cambios por las afiliaciones y la capacidad de elección que establece la ACA.

El Instituto de Medicina (IOM) organizó una mesa redonda reuniendo a líderes del gobierno federal, fundaciones, planes de salud, asociaciones y empresas privadas, para discutir los retos de la investigación y la práctica de la alfabetización en salud e identificar enfoques para su promoción en los sectores público y privado. En julio de 2011 el IOM patrocinó un Taller en Washington, DC, que se centró en la forma en que la alfabetización en salud podría facilitar la comunicación entre el mercado de seguros de salud con los potenciales afiliados. El Taller de se centró en cuatro temas: (1) las lecciones aprendidas del mercado de seguros existente; (2) el impacto del mercado de seguros sobre los consumidores; (3) la importancia de la alfabetización en salud para el mercado de seguros de salud y (4) mejores prácticas actuales en el desarrollo de materiales y la comunicación con los consumidores.

El informe Facilitating State Health Exchange Communication Through the Use of Health Literate Practices resume las presentaciones y debates que se desarrollaron durante el encuentro. El informe proporciona una visión general del mercado de seguros de salud, presenta evidencias acerca de la medida en que los consumidores comprenden conceptos subyacentes de los seguros de salud y describe la relevancia de la alfabetización en salud en la reforma del aseguramiento sanitario y cómo las intervenciones en alfabetización en salud pueden facilitar la implantación de las reformas del aseguramiento sanitario.

(IOM 2011)

Casi nueve de cada diez personas adultas tienen dificultades para utilizar a diario información sanitaria que les permita tomar buenas decisiones en salud. El presente Informe recoge los resultados de una reunión del IOM sobre Health Literacy celebrada en mayo de 2010, para explorar áreas de investigación sobre alfabetización en salud, las relaciones entre alfabetización en salud y desigualdades en salud, y las vías para la aplicación de las TIC en la mejora de la alfabetización en salud.


En 2010, el Presidente Obama firmó la Affordable Care Act (ACA) diseñada para ampliar el acceso a una cobertura sanitaria para millones de estadounidenses que previamente no estaban asegurados. Sin embargo, muchos de los individuos que podrían beneficiarse de la ACA están poco preparados para obtener esos beneficios como resultado de una baja alfabetización en salud. Se enfrentarán a problemas importantes para entender qué tipo de cobertura pueden elegir con la ACA, y para tomar decisiones informadas sobre las mejores opciones para ellos y sus familias y completar el proceso de afiliación. Health Literacy Implications for Health Care Reform explora las oportunidades para avanzar en la alfabetización en salud al tiempo que se implementa la reforma de la atención sanitaria. El informe se centra en la construcción de alianzas para avanzar en el campo de la alfabetización en salud, traduciendo los resultados de la investigación en estrategias prácticas para su implementación y en la educación al público, a la prensa y a las autoridades sobre temas de alfabetización en salud.

(IOM 2011)

En noviembre de 2010, el IOM organizó un taller sobre Health Literacy conjuntamente con la Anderson School of Management de la Universidad de California, Los Angeles (UCLA). Improving Health Literacy Within a State es un resumen del mismo, que se centró en cómo conseguir que la alfabetización en salud funcione y mejore dentro de un estado, incluyendo el papel que juegan los diversos agentes implicados en dicha mejora. El foco del taller fue la presentación y discusión sobre (1) impactos clínicos de los enfoques de mejora de la alfabetización en salud; (2) resultados económicos del desarrollo de la alfabetización en salud y (3) cómo pueden afectar a la alfabetización en salud los diversos stakeholders o agentes implicados.


Se ha demostrado que la alfabetización en salud afecta a los resultados de salud. El uso de servicios preventivos mejora el estado de salud y previene costosos gastos de atención sanitaria. Varios estudios han encontrado que la alfabetización en salud provoca diferencias en la medida en que las poblaciones usan o no los servicios preventivos. En septiembre de 2009, el IOM celebró un taller para explorar estrategias para integrar la alfabetización en salud en la prevención primaria y secundaria.

Promoting Health Literacy to Encourage Prevention and Wellness es un resumen de la discusión llevada a cabo en el taller. El informe describe la inclusión de la alfabetización en salud en programas preventivos de salud pública a nivel nacional, estatal y local; revisa cómo las compañías aseguradoras contemplan la alfabetización en salud en sus programas de prevención y analiza las contribuciones de la industria para proporcionar alfabetización en salud y prevención primaria y secundaria.
(Continuará...)

jueves, 18 de septiembre de 2014

Sobre 'alfabetización en salud'. Actualización en "Health Literacy" (I)


‘Health literacy is the degree to which individuals have the capacity to obtain, process, and understand basic health information and services needed to make appropriate health care decisions.’
(Ratzan and Parker, 2000)
 (IOM, 2004)

No es la primera vez que hablamos de health literacy o “alfabetización en salud” en el blog, una idea y un concepto clave, estrechamente relacionado con la idea del empowerment, (ver aquí y aquí), sobre el que hay que volver continuamente. Hace justamente dos años publicábamos dos entradas en las que precisamente se revisaba el tema y comentábamos también el concepto de e-health literacy:

Las raíces de la health literacy se remontan al movimiento nacional de alfabetización en la India en tiempos de Gandhi y a grupos de ayuda que trabajaban en África para promover la educación y la salud. El término health literacy, traducido al castellano como alfabetización en salud, fue utilizado por vez primera en 1974 en un informe norteamericano sobre educación en salud, definiéndose como la "educación para la salud que cumple unos estándares mínimos para todos los niveles escolares". Desde esa primera vez, la definición de alfabetización en salud (o sanitaria) ha evolucionado en los siguientes 30 años con definiciones oficiales promulgadas por agencias gubernamentales y en distintos programas. A pesar de las diferencias entre estas definiciones, todas tienen en común la idea de que la alfabetización sanitaria implica la necesidad de la gente de entender y comprender la información que les ayude a mantener una buena salud.

En relación con la alfabetización y los resultados en salud, se sabe que las personas con mayores niveles educativos identifican con mayor facilidad problemas individuales, sociales y manejan con mayor habilidad y oportunidad los temas relacionados con la salud y obtienen mejores resultados. Como reconoce la propia OMS (Glosario de Promoción de la Salud), la alfabetización en salud está relacionada con la alfabetización de las personas e implica conocimientos, motivación y competencias para acceder, entender, evaluar y aplicar la información de salud con el fin de hacer juicios y tomar decisiones en la vida cotidiana sobre la salud, la enfermedad, la prevención y la promoción de la salud, para mantener o mejorar la calidad de vida. En resumen, existe una estrecha conexión entre el nivel educativo y la salud individual y colectiva, considerándose por tanto que la educación es uno de los principales determinantes sociales, relacionado directamente con ella.

Desde hace años los Estados Unidos producen la mayoría de los estudios e investigaciones sobre alfabetización en salud, de los cuales se desprende que casi la mitad de los adultos estadounidenses –unos 90 millones de personas- tienen un nivel inadecuado de alfabetización para navegar y desenvolverse por el sistema sanitario.

Aunque abarca a todos los grupos demográficos, las tasas de baja alfabetización en salud son desproporcionadamente mayores entre las personas con menor nivel socioeconómico, con una educación más limitada o menores competencias en inglés, así como entre personas mayores y aquellas que tienen discapacidades físicas o mentales. Como se ha indicado antes, los estudios han demostrado que existe correlación entre una baja alfabetización y unos pobres resultados de salud.

En orden cronológico inverso, del más reciente al más antiguo, recogemos a continuación los principales estudios e informes sobre Health Literacy elaborados en los últimos diez años por diversas comisiones y grupos de trabajo del Institute of Medicine (IOM):


En noviembre de 2013 el IOM convocó un taller de trabajo que se centró en las implicaciones de la alfabetización en salud para la misión y los servicios esenciales de salud pública. El taller contó con la presentación de un documento encargado previamente sobre actividades de alfabetización en salud en las organizaciones de salud pública. Otras presentaciones examinaron las implicaciones de alfabetización en salud en el ámbito de salud pública, por ejemplo en seguridad y salud comunitaria, prevención de enfermedades, manejo de desastres o comunicación en salud. Este informe incluye el documento inicial y los resúmenes de las presentaciones del taller.



 Aunque habitualmente la alfabetización en salud se define como un rasgo individual, no depende solo de las habilidades de los individuos considerados aisladamente. La alfabetización en salud es el resultado de la interacción entre las capacidades de los individuos, las demandas relacionadas con la alfabetización en salud y las propias complejidades del sistema sanitario. Específicamente, la habilidad de comprender, evaluar, y utilizar números es importante para poder tomar decisiones informadas sobre atención sanitaria.
El presente informe incluye las conclusiones de un taller desarrollado en julio de 2013 para debatir aspectos relacionados con la alfabetización o competencia numérica, la comunicación de información sobre salud y los niveles de alfabetización necesarios para la toma de decisiones. Incluye un breve informe "Numeracy and the Affordable Care Act: Opportunities and Challenges", que sirvió de base para la discusión, en el que se exponen los resultados de una investigación sobre el nivel de competencia numérica de la gente; el tipo de habilidades o competencias necesarias para seleccionar un plan o un seguro de salud, elegir los tratamientos y entender instrucciones sobre medicación; y cómo deben comunicarse los proveedores de asistencia sanitaria con las personas con baja competencia numérica.


Este Informe recoge el contenido de un taller convocado en abril de 2013 por el IOM como seguimiento del documento de debate Ten Attributes of a Health Literate Health Care Organization (2012). Los participantes examinaron lo que se conoce sobre el desarrollo y aplicación de los atributos o características de una “organización sanitaria alfabetizada” y crear una red de “desarrolladores de alfabetización en salud (health literacy implementers) para compartir información sobre innovaciones en alfabetización en salud y resolución de problemas. El Informe analiza los enfoques que deben aplicarse y las herramientas compartidas que podrían emplearse para desarrollar estrategias de alfabetización específicas. Igualmente, se centra en los cambios necesarios que deben realizarse en el Sistema para alinear mejor las demandas de atención sanitaria con las habilidades y competencias de la gente.


En Europa se han venido desarrollando diversos programas y líneas de investigación sobre alfabetización en salud. También en países en desarrollo algunos expertos en alfabetización en salud han puesto en marcha programas exitosos implementados a nivel comunitario. A partir de los distintos esfuerzos desarrollados en todo el mundo, surgen muchas oportunidades para la colaboración internacional, que puede aprovechar el poder de investigación de Estados Unidos, la experiencia multilingüe y multinacional de Europa y los programas comunitarios de las naciones en desarrollo, para crear programas robustos e investigación que no esté basada en la lengua o en la nacionalidad, sino en la necesidad y en el valor.
El Informe incluye los resultados de un taller sobre los esfuerzos de alfabetización en salud a nivel internacional, las intervenciones desarrolladas en varios países, así como otros temas relacionados con la alfabetización en salud internacional.


Un escaso nivel de alfabetización en salud crea dificultades en la comunicación con los médicos, plantea obstáculos en el manejo de enfermedades crónicas, reduce la posibilidad de recibir cuidados preventivos, aumenta la probabilidad de sufrir errores de medicación graves, mayores riesgos de hospitalización y, como resultado, una peor calidad de vida. Es importante por tanto, que las organizaciones sanitarias desarrollen estrategias que puedan mejorar su alfabetización en salud, aunque a menudo pueda ser difícil determinar  exactamente lo que significa para las organizaciones estar “alfabetizada en salud”. El Informe How Can Health Care Organizations Become More Health Literate?: Workshop resume las conclusiones y resultados de un taller organizado en noviembre de 2011 por el IOM para debatir sobre el creciente reconocimiento de que la salud individual depende no solo de las competencias y capacidades individuales, sino también de las complejidades del sistema sanitario y define una “organización sanitaria alfabetizada” como “una organización que hace más fácil para las personas navegar, entender y utilizar la información y los servicios para cuidar de su salud”.
(Continuará...)

sábado, 12 de abril de 2014

La rebelión de los pacientes

Una entrada de mi amiga Teresa Suárez Fernández.

[Nota bene: El editor de este blog advierte de que no necesariamente comparte el punto de vista y algunas de las opiniones y consideraciones de la autora.]

“Te perdono esos palos en atención a la dignidad a que me has elevado; mas prepárate, de aquí en adelante, a vivir sintiendo un gran respeto hacia un hombre de mi importancia, y piensa que la cólera de un médico es más de temer de lo que pudiera creerse”.
El médico a palos. Molière

Todo el mundo debería tener derecho a 15 minutos de gloria”, dijo Warhol, y en busca de los suyos se ha lanzado el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), entidad que agrupa a los colegios de médicos de toda España. A falta de la creatividad e ingenio de Andy, o tal vez en un pobre intento de imitarle, ha decidido dejar su impronta modelando y volviendo a remodelar la sufrida figura del usuario/cliente/participante (¡bufs!) del sistema sanitario añadiéndole el matiz de irresponsable (¡paciente malo, paciente malo!) y proponiendo una justa pena para tan imperdonable delito.

En una reciente intervención en el Foro de la Nueva Economía, y en presencia de la Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, se declaró contrario a establecer un copago por asistir al médico, ni siquiera a los que acuden mucho porque, a su pío juicio, “van por miedo y porque creen que ir al médico les va a hacer retrasar el momento final de su vida”, pero sí defendió que un mal uso de la sanidad es una infracción que debe ser castigada con su correspondiente multa, englobando, dentro de ese genérico y temible mal uso acudir a urgencias en vez de al centro de salud (El abuso de urgencias se paga), no recoger pruebas diagnosticas, no asistir a las consultas de especialistas (difícil, a fe mía, recordar la fecha, cuando te citan para dentro de un año; bueno, eso si tienes suerte), o no retirarse de la lista de espera aunque ya hayas sido atendido (¡me lo explique cómo me borro si aún no tengo claro como apuntarme!).

Hizo hincapié en que el 40% de las visitas que se realizan a los servicios de urgencias hospitalarias responden a procesos “banales” que podrían ser tratados en los centros de salud pero que la gente no va a las consultas de atención primaria porque “no le conviene”.
¿Pero de donde se saca que preferimos acudir a un hospital, sabiendo lo que ello conlleva, que ir al centro de salud? Para mí es obvio que este señor no ha tenido que acudir a las urgencias de un hospital en fin de semana, cuando algunos de los centros de atención primaria están cerrados. No sabe de la angustia del enfermo, del desconcierto y miedo con el que llegamos los familiares y al que nos vemos sometidos durante horas hasta que alguien nos informa de la situación, de las escenas, a veces violentas y siempre dolorosas, a las que asistimos como espectadores obligados, del cansancio y agotamiento físico y mental que supone la permanencia en ese lugar que todos los ciudadanos, en general tememos y odiamos. ¡Lo largo que se te hace el tiempo esperando a que te atiendan, te suban a planta para ingresar o morir, aunque sea de rabia o asco, en el pasillo!

Un vistazo a algunas de las preguntas del Barómetro Sanitario de 2012, elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y el Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad, proporciona bastantes datos a tener en cuenta.

  • Pregunta 16: Durante los últimos doce meses, ¿ha tenido Vd. que acudir a un centro sanitario público o privado por alguna urgencia exceptuando las ocasiones en las que ha podido acompañar a otra persona? El 72% respondió que NO (69% en CLM) y un 29% respondió que (31% en CLM), siendo la población más joven (entre 18 y 34 años) la que acude en mayor proporción a este servicio (intoxicaciones etílicas, consumo de estupefacientes, peleas, accidentes de tráfico, etc.). Pues parece que el porcentaje de los que han acudido a urgencias es significativamente inferior comparado al de los que no lo han hecho. A esos que suelen acudir en mayor proporción, dadas las condiciones en que lo hacen, parece que no se les puede pedir demasiada mesura y mucho menos un criterio atinado a la hora de decidir si lo suyo es una urgencia, ¿no le parece?
  • Pregunta 16b: La última vez que tuvo Vd. alguna urgencia, ¿qué tipo de servicio utilizó?

% TOTAL
% CLM
Solo un servicio de urgencias de At. primaria publico.
39
40
Solo un servicio de urgencias de un hospital publico.
45
40
Urgencias de At. primaria y un hospital, públicos.
7
10

Entre los que tuvieron una urgencia, un 7% fue considerado y se desplazó primero al centro de salud y desde allí fue enviado al hospital. Si a ese porcentaje le sumamos el de aquellos que solo utilizaron las urgencias de atención primaria, tenemos que el 46% actuó como se espera de un buen paciente (el 50% en CLM), mientras que el de aquellos que directamente lo hicieron mal fue del 45% (40% en CLM).
  • Pregunta 16c: Cuando acudió usted al servicio de urgencias del hospital esta última vez, fue porque…

% TOTAL
% CLM
Decidió usted ir directamente.
75
64
Le mandó su médico de cabecera.
15
25
Le mandaron desde urgencias de At. primaria.
9
9

En esta pregunta se ve claramente que frente al 24% que fue enviado por su médico de cabecera o desde las urgencias de atención primaria, el 75% de los que acudieron a las urgencias del hospital lo hizo por decisión propia.

·         Pregunta 16d: ¿Y cuál de las siguientes fue la razón principal por la que acudió a un servicio de urgencias de un hospital?


% TOTAL
% CLM
No coincidía con el horario del medico de cabecera.
43
42
En urgencias del hospital hay más medios.
36
20
Donde pasa consulta mi medico o pediatra no hay urgencias.
5
15
No conozco las urgencias de atención primaria.
3
5
La cita para el especialista era muy tarde.
2
2
Estaba fuera de mi residencia habitual.
2
2

No hay que olvidar que estas respuestas se refieren, únicamente, a la razón por la cual el usuario decidió acudir al servicio de urgencias de un hospital. En ningún caso reflejan -puesto que esos son datos confidenciales- la patología que el paciente sufría ni si la percepción que tenía sobre la gravedad de su dolencia justificaba o no esa decisión.

Preguntados sobre algunas propuestas relacionadas con los servicios sanitarios públicos, que podría ser necesario implantar, estos son los porcentajes de rechazo, ordenados de mayor a menor, manifestado por los encuestados hacia las mismas:
  

% TOTAL
% CLM
Que las visitas al medico de cabecera y a urgencias tengan algún coste económico.
81
85
Aumento de la cantidad que actualmente abonan los pacientes en las recetas.
76
75
Que se aumenten los impuestos en la cantidad precisa para destinarlos a los servicios sanitarios públicos.
68
73
Que los pensionistas, a partir de un determinado nivel de renta, paguen una cantidad del precio de sus recetas.
55
52
Que todos los pacientes paguen sus recetas según su nivel de renta.
48
46

A la vista de los datos expuestos parece poco razonable que el presidente de la OMC se lance a hacer este tipo de declaraciones incendiarias (vid. El abuso de urgencias y otras ocurrencias y Conductas sanitarias). Menos mal que el grueso de los profesionales ha manifestado su desacuerdo con la imposición de sanciones económicas a personas que ya de por sí atraviesan situaciones difíciles (El fonendo que impartía justicia: sobre pagar por"abusar" de las urgencias). Estamos de acuerdo en que entre todos podemos o debemos buscar soluciones para mejorar nuestro sistema sanitario. Existen propuestas alternativas (No multemos a los pacientes pícaros o necios… aunque algunos lo merecieran en justicia) que van desde concienciar a la población de que la sanidad la pagamos todos, por lo que debemos hacer un uso (más) responsable de sus recursos, a educar a los pacientes para que aprendan a diferenciar las dolencias que pueden esperar al lunes de las que no, etc. No obstante, tengo la sensación de que la balanza que mide ese mal funcionamiento o indebida utilización de los recursos sanitarios siempre se inclina, sospechosamente, hacia el mismo lado (Su moco no es una Urgencia: son 15 €).

Abogando por la equidad en el reparto de la responsabilidad, propongo la creación de una escuela donde los enfermos crónicos, los que mejor conocen los entresijos tanto del hospital como de todo aquel que pulula por allí, impartan clases a los sanitarios para mejorar el descontento con el sistema que, según refleja ese mismo Barómetro Sanitario, ha aumentado. Un cliente descontento es un cliente insatisfecho y eso perjudica a la organización ¿no? Pues vamos a establecer una gradación de las faltas por las que los médicos deberían ser sancionados, según criterios del paciente. Por ejemplo:

  • Médico borde, poco atento y nada empático que no aparta la vista de la pantalla del ordenador.
  • Médico alarmista que te hace salir de la consulta peor que entraste.
  • El cachondo que, con sus comentarios jocosos, te informa de que no te va a recetar nada porque lo tuyo no tiene solución.
  • Médicos de urgencias de atención primaria que, con más cara de susto que tú, escuchan, sin mirarte, tus síntomas mientras los buscan en un libro gordo, siempre sobre la mesa, que te induce a pensar que deberías haber ido directamente al hospital.

Culpabilizar y/o sancionar a los enfermos no es la solución.

Ya me veo en mis excursiones de fin de semana, además de la mochila con el bocata y el agua, cargada con mi DESA (desfibrilador externo semiautomático) para que, en caso de posible paro cardíaco, que previamente habré aprendido a diagnosticarme en la escuela de pacientes, soltarme una buena descarga en el corazón que me restablezca un ritmo cardiaco efectivo, eléctrica y mecánicamente, consiguiendo con ello ganar tiempo hasta el día en que pueda acudir a la consulta del Doctor Pérez, mi medico de cabecera (siempre y cuando consiga cita, porque después de dos días la lista de pacientes se duplica), evitando con ello pasar a engrosar las listas de los desconsiderados que saturan las urgencias hospitalarias con premeditación y, la mayoría de las veces, con nocturnidad (supongo que ésta última habrá dejado de ser un agravante, por lo menos en Castilla-La Mancha, dado que ahora es utilizada como la panacea universal para reducir las listas de espera en el Servicio de Radiología del Hospital de Toledo).


Una última reflexión: no estaría de más recordar a los médicos que si, como tanto insisten, nos convertimos en pacientes cívicos, concienciados, educados y empoderados para reconocer los síntomas y la gravedad de nuestras dolencias, de manera que acudamos cada vez menos a centros de salud y hospitales, acabarán poniéndole en bandeja a los gestores sanitarios el argumento para justificar la medida líder que parece presidir su gestión: Sobra personal sanitario, aumenten los despidos.

“(...) Cuando he visto que querían a toda costa que fuera yo médico, me decidí a serlo a expensas de aquel a quien esto concierne. Sin embargo, no podríais imaginaros cómo se ha esparcido el error, y de qué modo les ha dado a todos la manía de creerme un hombre docto. Vienen a buscarme de todas partes, y si las cosas siguen así, creo que voy a dedicarme toda la vida a la medicina. Encuentro que es el mejor oficio de todos; pues lo haga uno mal o lo haga bien, pagan igual. La mala tarea no recae nunca sobre nuestras espaldas, y cortamos como queremos la tela sobre la cual trabajamos. Si un zapatero, al hacer unos zapatos, estropea una pieza de cuero, tiene que pagar los vidrios rotos; pero en esto puede uno deteriorar a un hombre sin que cueste nada. El error no es nunca nuestro: siempre tiene la culpa el que fallece. En fin; lo bueno de esta profesión es que hay entre los muertos, una honradez y una discreción únicas en el mundo: no se les ve nunca quejarse del médico que los ha matado”.

El médico a palos. Molière
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