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sábado, 29 de septiembre de 2012

El suicidio en Internet

 Abadía al sur de Edimburgo. Foto: Miguel Ángel Máñez

«Todo caso de muerte que resulta directa o indirectamente de un acto positivo o negativo realizado por la víctima misma y que, según ella sabía, debía producir este resultado»

Emile Durkheim. El suicidio, 1897

Uno de los últimos números del siempre interesante Journal of Medical Internet Research publica un llamativo artículo sobre como aparece reflejado y se aborda el fenómeno del suicidio en las páginas de Internet: The Representation of Suicide on the Internet: Implications for Clinicians
(J Med Internet Res 2012;14(5):e122)

En su clásica obra sobre el tema, Emile Durkheim ya señalaba que los suicidios son fenómenos individuales que responden esencialmente a causas sociales. Las sociedades presentarían ciertos síntomas patológicos, que influyen y condicionan la integración y/o regulación social, (sea ésta excesiva o insuficiente), del individuo en la colectividad. En consecuencia, el suicidio sería un hecho social.

Actualmente el suicidio es una de las principales causas de muerte en el mundo, provocando aproximadamente 1 millón de muertes al año, lo que representa un 1,8% del total de fallecimientos. Esto supone que diariamente unas 3.000 personas ponen fin a su vida, y al menos 20 personas intentan suicidarse por cada una que lo consigue. Es una de las grandes causas prevenibles de muerte prematura.

Mientras que gran parte de lo que se dice sobre el suicidio y sus causas aún sigue siendo tabú en la mayoría de las culturas y sociedades contemporáneas, los foros de discusión y las páginas Internet se han convertido en una importante y controvertida fuente de información sobre el tema. Existe una gran ambivalencia con respecto a si la información y comunicación online sobre el suicidio debe considerarse sobre todo como una oportunidad o, por el contrario, como una amenaza grave.

Los autores del artículo, miembros del Centro Nacional para la Investigación sobre el Suicidio y la Prevención de la Enfermedad Mental, deI Instituto Karolinska de Estocolmo, investigaron cómo aparece en Internet el tema del suicidio, basándose en los resultados generados por el buscador de Google. Para ello, mediante un diseño exploratorio, analizaron y compararon sistemáticamente los resultados de la búsqueda en Google de la palabra "suicidio", para los años 2005, 2009 y 2012 respectivamente.

El estudio demuestra que predominan las páginas Web de origen institucional y que el contenido proporcionado por estas instituciones se refiere principalmente a temas de investigación y prevención del suicidio y la forma de comunicación utilizada es casi exclusivamente unidireccional. Sin embargo, existen además un número considerable y creciente de páginas personales o privadas, en muchas de las cuales aparece un notable componente antimédico y contrario al tratamiento de la depresión y de otros problemas mentales. Tienen un carácter abierto, facilitan el diálogo, con exposiciones muy narrativas y en gran medida son defensoras de posiciones pro-suicidio.

Para contrarrestar la influencia de la información anti-médico y pro-suicidio, los autores sugieren que en la práctica clínica debe discutirse el papel de Internet con el paciente. Una comunicación más abierta, dialógica y confesional proporciona la oportunidad para el clínico de obtener una perspectiva más profunda sobre las percepciones de los pacientes en relación con sus problemas, aflicciones, y el papel del tratamiento médico en sus vidas.

La crisis económica y el suicidio

La crisis económica en la que estamos inmersos se asocia con un incremento de los trastornos mentales derivados  de la misma, como han demostrado diferentes estudios, también en España.

El paro y el desempleo de larga duración originan pobreza, exclusión, pérdida de la autoestima, ansiedad y depresión, que se asocian así al suicidio, En nuestro país los suicidios están aumentando y son la primera causa externa de defunción, (la tercera causa de muerte, tras la mortalidad cardiovascular y el cáncer).

Es claro que la crisis cercena vidas. El pasado mes de abril, el suicidio de un jubilado por la crisis desató la ira en GreciaEn Italia, a lo largo de los últimos meses un pequeño empresario y un trabajador se quitan cada día la vida, agobiados por las deudas y la falta de expectativas para superar las dificultades... Y la situación se ha ido agravando posteriormente.

Aquí se encuentra la lista de países según datos de la WHO-OMS, según su tasa de suicidios, en la que la posición de cada país viene determinada por el número total de suicidios. La WHO-OMS celebra cada 10 de septiembre el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.

En España las Estadísticas de suicidio, publicadas por el INE, se han venido realizando de manera ininterrumpida desde 1906 hasta 2006. Con periodicidad anual, han recogido información tanto de los suicidios consumados como de las tentativas, estudiando el acto del suicidio con todas las circunstancias de tipo social que puedan tener interés.

Hasta el 31 de diciembre de 2006, la fuente primaria para su elaboración era la información facilitada por los Juzgados de Instrucción y los Juzgados de 1ª Instancia e Instrucción, cumplimentando con periodicidad trimestral un boletín por cada supuesto.

A partir de 1 de enero de 2007, y siguiendo los estándares internacionales en la materia, empezó a utilizarse como fuente de información la misma que sirve para la Estadística de Defunciones según la Causa de Muerte mediante la cumplimentación por los órganos judiciales de un cuestionario que consta de dos partes: la primera, de finalidad administrativa, constituye la orden de inscripción de la defunción en el Registro Civil y, la segunda, de finalidad exclusivamente estadística que recoge entre otras variables la causa de la muerte.

En 2006 se produjeron en España un total de 1.806 suicidios. En 2010, fecha del último dato publicado, se produjeron 3.158 suicidios, un incremento de más del 74% (!) en cuatro años. Suponen casi 9 suicidios cada día y casi un 1% del total de defunciones ocurridas en todo el año en nuestro país. Resulta interesante consultar los datos desagregados por sexo, lugar de residencia y grupos de edad en los que se producen estos suicidios.

Si, como escribe Juan Gérvas, el aumento de suicidios es una consecuencia previsible de la crisis, deberíamos ser capaces de evitar este aumento de los suicidios. Gran parte de la solución se encuentra en el rechazo a las políticas que desmantelan los sistemas de protección social, la educación, la sanidad, la cultura…
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viernes, 24 de agosto de 2012

Fingir en Internet


En un famoso artículo publicado en la revista Lancet en febrero de 1951 (Lancet 1951 Feb 10;1(6650):339-41), el endocrinólogo británico Richard Ascher introdujo el término síndrome de Münchhausen, para describir a algunos pacientes que elaboraban historias clínicas con signos y síntomas fingidos de enfermedades poco convincentes, que se sometían voluntariamente a exploraciones, procedimientos y tratamientos innecesarios, incluso con riesgo de su propia vida. Fallecido en 1969Ascher explicaba que la denominación se inspiró en la figura del barón alemán Kart Friedrich Hieronymus Von Münchhausen (1720-1797), conocido según la tradición por sus relatos de hazañas increíbles y fantasiosas.

Los pacientes afectados por este síndrome fingen enfermedades complejas, pero no pueden catalogarse de simuladores ni de histéricos, ya que si bien son conscientes de sus actos, y saben que fingen la sintomatología, no pueden explicar las razones para su comportamiento. Es decir, a diferencia de la histeria, donde la producción y motivos de los síntomas, son inconscientes, en el síndrome de Münchhausen la producción de los síntomas es consciente, mientras que las motivaciones, provienen del inconsciente del paciente; este es el rasgo más distintivo del síndrome.

El trastorno aparece registrado en el DSM-IV-TR (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), de la Asociación Americana de Psiquiatría, y catalogado en la CIE-10 como F68.1 (Trastorno facticio), equivalente al 301-51 en la CIE-9.

En 1977, el pediatra Roy Meadow, profesor de Pediatría en la Universidad de Leeds, Inglaterra, acuñó el concepto de síndrome de Münchhausen por poder (MSBP: Münchhausen Syndrome by power o by Proxy) para referirse al trastorno en el que una persona causa deliberadamente lesión, enfermedad o daño a otra persona pero, a diferencia de la simulación, la producción de los síntomas no está motivada por un incentivo externo. El responsable suele ser el padre, madre, tutor o su cónyuge y la víctima suele ser un niño o adulto vulnerable. La mayoría de los casos suponen la inducción de enfermedad física, aunque también es posible la inducción de condiciones que aparentan ser genéticas, o de trastorno psicológico.

Meadow, que posteriormente fue desacreditado, describió el comportamiento abusivo de dos madres británicas con sus propios hijos. Al parecer una de ellas había envenenado a su niño con cantidades excesivas de sal; la otra había introducido su propia sangre en una muestra de orina de su bebé. Se refirió a este comportamiento como “síndrome de Münchhausen por poder”. No obstante, en la actualidad la comunidad científica se muestra escéptica ante la existencia del MSBP que, aunque aparece citado en el DSM-IV-TR para posteriores revisiones, hasta el momento no ha sido reconocido.

El término Münchhausen por internet (MBI) fue propuesto por el psiquiatra Marc Feldman en el año 2000, después de identificar a partir de 1998 un patrón de conducta relacionado con el progresivo aumento de foros de pacientes en Internet. Las personas con este tipo de comportamiento son usuarios de Internet que buscan llamar la atención fingiendo enfermedades en sitios on line, tales como chats, “muros” y tablones de mensajes o foros de contactos en redes sociales. En la literatura médica se ha venido describiendo como una manifestación del trastorno facticio o trastorno facticio por poderes, aunque tampoco está recogido en el DSM-IV-TR.

Los primeros informes sobre usuarios que engañaban a los participantes en foros de Internet, presentándose a sí mismos como gravemente enfermos o como víctimas de violencia, aparecieron en la década de 1990 debido a la relativa novedad de las comunicaciones en la web.

En resumen, quienes padecen Münchhausen por Internet construyen identidades falsas y fingen tener enfermedades o traumas para conseguir llamar la atención o despertar la simpatía de comunidades y grupos de apoyo on line. Generalmente inventan múltiples personalidades en línea para dar veracidad al personaje principal. Según algunos, no es exagerado afirmar que con la explosión de las redes sociales se está produciendo una auténtica “epidemia” de MBI, lo que puede acabar minando y destruyendo la confianza en que se basan estas comunidades on line.

En uno de los últimos números del Journal of Medical Internet Research se publica una documentada, amplia e interesante revisión sobre este problema y cómo el uso de la tecnología Web puede también tener impactos o efectos negativos sobre pacientes, cuidadores y profesionales: Münchhausen by Internet: Current Research and Future Directions (J Med Internet Res 2012;14(4):e115)(J Medical Internet Research, 2012; 14 (4): E115). El artículo se centra en los casos de individuos que irrumpen en los grupos buscando su propia satisfacción personal, sin asociarlo o considerarlo unido al fenómeno más extendido de los “trolls” de Internetes decir, aquellas personas que intervienen y actúan con la intención de provocar, molestar, confundir, alterar contenidos o temas de discusión en foros virtuales.

Los autores llevan a cabo una amplia revisión para investigar las causas y efectos del engaño y la suplantación de identidad on line y del Münchhausen por Internet, basándose en la investigación académica y en el estudio de casos reportados on line y en los medios de comunicación.

En los resultados destacan la escasa y limitada investigación existente en relación con la motivación, oportunidad, detección, efectos y devastadoras consecuencias del Münchhausen por Internet, que aparece formalmente vinculada con aspectos de trolling.

En el trabajo se describen y utilizan algunos estudios de caso para ilustrar el fenómeno. Resulta particularmente preocupante la facilidad con la que puede llevarse a cabo el engaño on line, las dificultades para su detección, así como el impacto del daño y el potencial peligro para las víctimas aisladas.

En las conclusiones se sugieren algunas maneras de abordar el Münchhausen por Internet, como el empleo para su detección de estudios de análisis de contenido cualitativo (QCA), comparando los contenidos manifiestos y el contenido latente o subyacente de un texto. Se recomiendan algunas posibles pautas de actuación para enfrentarse a los pacientes en quienes se sospeche el trastorno.

Finalmente, los autores proponen seguir avanzando en futuras investigaciones sobre el síndrome, la psicología y los métodos para poder proporcionar consejo, apoyo y asesoramiento a facilitadores y mediadores de grupos y comunidades de salud en los que hayan ocurrido estos casos. También se propone que el Münchhausen por Internet y el trolling con Münchhausen por Internet se reconozcan formalmente en la próxima versión revisada del DSM-V, cuya publicación está prevista para mayo de 2013. Esto contribuiría a identificar y minimizar el crecimiento de estos comportamientos de manera más efectiva, a medida que un mayor número de personas buscan ayuda y apoyo en los entornos Web 2.0.

Un buen trabajo cuya lectura es recomendable en estos tiempos de difusión y acceso a recursos y a comunidades virtuales en el ámbito de la salud...

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