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viernes, 5 de diciembre de 2014

Más sobre médicos en las redes sociales

    Bansky Hits San Francisco. Foto by Thomas Hawk (via flickr)

“…la tecnología y los medios de comunicación social que tenemos a nuestra disposición son herramientas poderosas que precisan para su uso conocimiento y habilidades pero también prudencia y una buena visión ética. Al final las redes sociales visibilizan lo que hacemos y lo que somos, nuestros aciertos y nuestros errores”.

El (casi) siempre interesante Journal of Medical Internet Research (JMIR) publica en esta misma semana un artículo sobre las actitudes y el uso de las redes sociales (RRSS) por médicos australianos: «How Doctors View and Use Social Media: A National Survey», cuyo contenido resumimos luego.

Hace apenas dos semanas, en el marco de la IV Convención de la Profesión Médica, se ponía de manifiesto que los medios de comunicación online y las RRSS se están convirtiendo en una herramienta cada vez más común en la práctica clínica, al tiempo que los médicos tienen diferentes prácticas y puntos de vista respecto a si tienen que comunicarse con los pacientes en Internet y cómo hacerlo adecuadamente. En una de las Mesas sobre Comunicación 2.0 se recordó que (solo) un 20% de los médicos recomienda páginas webs sobre salud a sus pacientes y que un 31% de los profesionales cree que las RRSS complican su relación con el paciente y minan su credibilidad. 

Como es seguramente ya conocido, pues ha sido bastante comentado en la ‘blogosfera sanitaria’, en el transcurso de la Convención se presentó el ’Manual de Estilo para médicos y estudiantes de Medicina sobre el buen uso de redes sociales’, cuya elaboración ha sido promovida e impulsada desde la propia OMC, con la idea de que la formación y las buenas prácticas son claves para perder el miedo a las RRSS (también) en el ámbito profesional y desde la convicción de que “las redes sociales utilizadas adecuadamente constituyen una herramienta que puede ser útil en la divulgación del conocimiento médico a la sociedad, así como a otros profesionales de la salud”.

El artículo del JMIR en cuestión se refiere precisamente a la amplia y extendida preocupación a nivel internacional existente entre numerosos profesionales, en torno a las expectativas de los pacientes sobre la comunicación on line y el uso de las RRSS en la práctica clínica habitual por parte de los médicos, así como acerca de las obligaciones legales y los aspectos éticos que se derivan de ello.

Los autores constatan que existen pocas investigaciones cuantitativas sobre el uso por los médicos de estos medios tecnológicos y su actitud hacia ellos, por lo que plantearon realizar una encuesta con el fin de investigar y cuantificar el uso actual de las redes sociales y la comunicación on line por profesionales australianos, así como su actitud ante posibles dilemas éticos cuando se comunican con los pacientes. En última instancia su objetivo es contribuir a la mejora de las guías y directrices (guidelines) existentes sobre el uso eficaz de las RRSS en la práctica clínica.

La encuesta se llevó a cabo entre octubre y diciembre de 2013. Las preguntas del cuestionario exploran varios aspectos implicados en la interacción médico-paciente on line.

De una base de datos inicial de más de 65.000 médicos australianos, (de los que solo un 49% tenían dirección de e-mail), fue seleccionada una muestra de 1.500 médicos, a quienes se invitó a participar mediante correo electrónico. Solo 190 se registraron finalmente en la encuesta y 187 la cumplimentaron, lo que supone una tasa de respuesta de 12.47%. Los participantes procedían de todos los Estados y territorios de Australia, siendo representativos de una amplia gama de especialidades.

Con respecto al uso habitual de las RRSS, la mayoría de los encuestados utiliza las RRSS al menos una vez por semana. Sólo una cuarta parte no las usa nunca (48/187, 25.7%). La red social más comúnmente utilizada es Facebook (112/187, 59.9%). La mayoría de los participantes (147/187, 78.6%) utiliza las redes sociales en horario fuera del trabajo y de éstos, el 16.3% (24/147) utilizan las RRSS más de 1 hora al día. En comparación, un 38.0% (71/187) de los participantes utilizan las RRSS en horario de trabajo, de los que sólo el 4.2% usan las redes sociales más de 1 hora al día.

Se halló una relación lineal entre el aumento de la edad y un menor uso de RRSS. Todos los médicos residentes o en formación y los que están realizando la especialidad utilizan algún tipo de RRSS, en comparación con el 72.2% (52/72) de médicos especialistas y el 69.6% (32/46) de médicos generales.

En relación con el uso y actitudes hacia la comunicación médico-paciente on line, se encuentran opiniones divididas. Aunque un 67.0% (124/185) de los participantes en la encuesta están de acuerdo en que puede ser apropiado para un médico interactuar con sus pacientes mediante correo electrónico, sólo el 30.5% (57/187) lo había hecho. Solamente uno de los 187 médicos encuestados había utilizado RRSS (como Twitter o Facebook) para comunicarse con los pacientes y sólo el 21.2% (38/179) considera adecuado hacerlo.

En contraste con estas bajas tasas de comunicación on line, los médicos sí hablan con frecuencia a sus pacientes sobre la existencia de posibles recursos on line. Un 69.7% (129/185) había comentado fuentes de información on line (tales como páginas Web acerca de su enfermedad), aunque bastantes menos se refirieron a las RRSS como grupos de apoyo on line (73/185, 39.5%). Los médicos generales fueron mucho más proclives que los médicos especialistas para hablar a sus pacientes sobre el uso de Internet y recursos on line (44/46, 95.7% vs. 43/72, 59.7%). Los médicos de zonas rurales también fueron más propensos a comentar los recursos de Internet con sus pacientes que sus colegas urbanos (45/58, 77.6% vs. 77/117, 65.8%).

Sobre la interacción médico-paciente en RRSS como Facebook, los resultados muestran que a pesar de unas tasas tan bajas de utilización de las RRSS en el entorno profesional, se utilizan mucho más en el ámbito privado. Las mujeres son mucho más proclives que los hombres a usar una red como Facebook (59/80, 73.8% vs. 49/95, 51.6%). Uno de cada cinco participantes (30/155, 19.4%) había recibido una ‘solicitud de amistad’ de algún paciente al que sólo conocían desde un punto de vista profesional. Cuando se les preguntó cómo responderían a un paciente que les enviara una ‘solicitud de amistad’, los participantes se dividieron en su respuesta. La mayoría respondió que rechazarían la solicitud, y no harían nada más (54/155, 34.8%). Otros 18 (11.6%), afirmaron que declinarían la solicitud y les explicarían la razón en un mensaje privado. Otros 44 (28.4%), manifestaron que rechazarían la solicitud del paciente y lo comentarían con él en la siguiente consulta. Sólo el 2.6% (4/155) manifestó que aceptaría la ‘solicitud de amistad’. Más de la mitad de los encuestados (89/155, 57.4%) considera que es apropiado para un médico mantener un perfil personal en Facebook, aunque menos de una cuarta parte (37/155, 23.9%) se sentían cómodos con un paciente que puede acceder a contenidos sobre el médico publicados en esa página (por ejemplo, fotos colgadas por otros).
Recordemos aquí que en España, según los datos del estudio  Los ciudadanos ante la e-Sanidad, (2012), elaborado por el ONTSI existe una opinión positiva bastante generalizada hacia el uso de los nuevos canales de comunicación (correo electrónico, Webs, blogs, etc.) por parte de los profesionales médicos.
En el 72,8 % de las ocasiones se desearía que el médico recomendase recursos en Internet en los que consultar información sanitaria (páginas Web, foros, etc.).
• Para el 71,9 % sería interesante que el médico gestionase un blog o página Web con consejos e información sobre salud.
• De manera general, los más interesados en que su médico utilice estos nuevos canales de comunicación con sus pacientes son los ciudadanos más jóvenes, principalmente menores de 35 años
Sin embargo, la interacción del médico a través de las RRSS es la alternativa menos aceptada ya que el 51% de los ciudadanos participantes manifestaron su desacuerdo a este respecto reforzando lo ya expuesto del bajo uso actual de este canal forma de comunicación para temas de salud entre los pacientes y sus propios médicos.
 Con respecto a la protección de la información personal on line la mayoría de los participantes (110/181, 60.8%) manifestaron que no se sentirían cómodos interactuando con un paciente que hubiera accedido a información personal on line sobre ellos antes de la visita/consulta y un 17.1% (31/181) de los médicos había experimentado el que alguien hubiera publicado información on line sobre ellos que no querían que fuera vista por los pacientes. Aunque no fue muy común, algunos de los médicos habían interactuado con pacientes que contaban con información suya (de los médicos) que ellos no (les) habían facilitado y que el paciente había encontrado on line (15/181, 8.3%) o en las RRSS (3/181, 1.7%).

Si bien la mayor parte de los médicos son conscientes de los resultados que aparecen cuando se busca en Internet por su nombre completo (117/181, 64.6%), y la mayoría (107/155, 69.0%) han configurado los ajustes de privacidad para limitar el acceso a su información, una proporción mucho más pequeña ha tomado medidas para controlar su perfil on line (65/181, 35.9%). Los participantes de mayor edad era menos probable que supieran cómo eliminar fotos suyas que no querían que vieran los pacientes. De hecho, ningún participante de más de 65 años sabía cómo hacerlo, en comparación con el 7% (3/45) entre 46-55 años y el 50% (1/2) de menos de 25 años. Las mujeres eran más proclives que los hombres para controlar y cuidar su perfil on line, incluyendo ajustes de privacidad (38/80, 48% vs. 25/95, 26%).

La mayoría de los participantes (119/181, 65.8%) dudaban sobre si debían implicarse más plenamente en las redes sociales y en los medios de comunicación on line debido a las preocupaciones sobre acceso público y problemas legales.

En relación con otros dilemas éticos, los médicos también se encuentran inseguros sobre si tienen la obligación de refutar la información inadecuada o incorrecta publicada on line. Un 38.1% (69/181) creen que los médicos deben hacerlo y un 29.3% (53/181) dicen que no; el resto permanece indeciso. No existe acuerdo sobre la conveniencia o no de acceder a la información disponible públicamente acerca de un paciente y el hecho de abordarlo con el paciente. Incluso en caso de urgencia, un 26.7% (48/180) de los médicos manifiesta que no utilizaría la información on line disponible públicamente (por ejemplo, la información acerca de un intento de suicidio en la página de Facebook de un paciente). A pesar de la división en las respuestas, el 16.1% (29/180) de los médicos ya había buscado información sobre un paciente on line (ver cuadro).

En resumen, los resultados de la encuesta confirman la hipótesis de que los médicos australianos todavía tienen que integrar plenamente la comunicación on line y el uso de las RRSS en su práctica clínica, y que muchos de ellos son incapaces de proteger su información personal on line.

Aunque los médicos australianos utilizan con frecuencia las RRSS en su vida privada, su uso en la actividad profesional es mínimo, lo que refleja un patrón de uso muy similar al observado en una encuesta realizada a médicos estadounidenses en 2010.

En contraste con este escaso uso profesional, muchos médicos australianos hablan sobre recursos en Internet y RRSS con sus pacientes. Los médicos generalistas (44/46, 96%) y los de zonas rurales (44/58, 76%) informan de una altísimo nivel de discusión acerca de los recursos on line, lo que quizás indica el papel central que desempeñan los recursos sanitarios on line en atención primaria, especialmente en centros geográficamente distantes y el potencial existente para una mayor integración de Internet y las RRSS en otras áreas de la práctica médica.

Si bien la comunicación médico-paciente on line es aún muy limitada, los médicos se están encontrando con dilemas éticos y no están seguros de cómo darles respuesta. Uno de cada cinco médicos se ha encontrado en situaciones en las que el marco tradicional de la relación médico-paciente ha sido llevado al límite por una ‘solicitud de amistad’ en las RRSS. Esta cifra es considerablemente menor que el 34.5% de los médicos en ejercicio que informaron haber recibido una solicitud semejante de un paciente en el estudio estadounidense antes citado. Al preguntarles sobre cómo reaccionarían en tal situación, los médicos australianos se distribuyeron bastante uniformemente en cuanto a si debían responder o ignorar la petición y cómo lo harían, reflejando la ausencia de consenso sobre la mejor manera de abordar dicha situación.

Igualmente problemática es la cuestión de si resulta apropiado ver información on line disponible públicamente acerca de los pacientes, incluso en caso de urgencia, y si los pacientes deben ser advertidos de que se ha accedido a dicha información. Es interesante reflexionar sobre si un post en Facebook sobre un intento de suicidio es diferente a una nota escrita de suicidio. Algunas respuestas pueden estar relacionadas a su vez con la incertidumbre que (aún) genera Internet y las RRSS.

Los resultados de la encuesta muestran que los médicos están preocupados por cuestiones legales cuando se comunican con pacientes on line, siendo estas preocupaciones legales y la privacidad las que provocan su reticencia a participar más plenamente en las RRSS. Estas preocupaciones son comparables a las de otros países y permanecen inalterables a pesar de la publicación de directrices y guías de uso (guidelines) de las redes sociales elaboradas por distintas organizaciones profesionales. En el artículo se citan expresamente:

1.    Professionalism in the Use of Social Media, (American Medical Association, 2011) 
3.  Doctors' use of social media. (General Medical Council, 2013).

La mayoría de los médicos australianos (125/181, 69.0%) declararon que se sentirían incómodos interactuando con pacientes que tuvieran acceso a información on line sobre ellos antes de una consulta. Sin embargo pocos toman medidas específicas para gestionar y editar la información disponible sobre ellos mismos on line. Sólo uno de cada cinco (39/181, 21.6%) sabe qué hacer si una foto comprometedora suya es publicada sin su permiso. Hasta un 17.1% manifestó que ya existe información sobre ellos que no querrían que vieran los pacientes. Esta escasa y limitada competencia para gestionar la información on line disponible sobre ellos aumenta el riesgo de experiencias negativas y refuerza aún más la evitación del uso de las redes sociales.

Muchos médicos creen que no deberían tener un perfil personal para evitar este tipo de dilemas. Lo único que consigue esto es marginar a los médicos impidiéndoles conseguir experiencia y fluidez en el uso de la tecnología. Ignoran además el hecho de que, a medida que pasa el tiempo, el perfil on line de un médico se desarrollará (incluso) sin su participación, a través de la creciente utilización de revisiones o informes de terceros (como en RateMDs.com).

Lo más evidente de los resultados de este estudio es que la penetración de los medios de comunicación on line y las RRSS en la vida cotidiana coloca a los médicos en situaciones nuevas que tienen dificultades para sortear. Es evidente que las normas y prácticas que hasta ahora habían conducido la tradicional interacción médico-paciente aparecen bajo una nueva luz a medida que la profesión adapta sus viejos asertos a las nuevas herramientas de comunicación. Para algunos, las RRSS pueden ser simplemente otra forma (inocua) de comunicación, como una llamada telefónica o un mensaje de texto. Otros en cambio pueden considerar que la información personal disponible en las RRSS sólo es apropiada para sus familiares y amigos más cercanos.

También en nuestro ámbito se plantean conflictos similares, ante la realidad incuestionable e irreversible que convierte Internet y las RRSS en herramientas indispensables de información, comunicación y documentación en el mundo sanitario. Por ello, para quienes desean adquirir pautas y orientaciones sobre su salud, pero sobre todo para guiar al médico y a otros profesionales sanitarios, es obvio que la publicación de una guía como el ‘Manual de Estilo para médicos y estudiantes de Medicina sobre el buen uso de las redes sociales’ supondrá sin duda una ayuda de primer orden. Confidencialidad y secreto médico, comportamiento ético adecuado en RRSS, consejo médico a pacientes virtuales, cuidado de actitud e imagen del médico como usuario de RRSS; uso de nuevas tecnologías e imagen del médico en la consulta directa con el paciente; responsabilidad sobre la información médica difundida en RRSS; las relaciones entre compañeros en RRSS y la publicidad, marketing y branding médico... todos estos asuntos son tratados en lo que ya ha sido calificado como un "Código Deontológico 2.0".
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martes, 8 de julio de 2014

Sobre Portales y Webs de salud

El portal del Servicio de Salud de Dinamarca www.sunhed.dk pasa por ser  uno de los mejores del mundo

La lectura de dos recientes posts publicados uno de ellos hace unas semanas por Ignacio Basagoiti @jbasago en el blog de la Fundación ISYS (Portales de salud de comunidades autónomas: excelentes recursos pero poco accesibles), y otro hace unos días por Salvador Casado @doctorcasado (La mejor Información #parapacientes en internet) me hicieron recordar dos interesantes artículos relacionados con este mismo asunto. El primero de ellos apareció en el número de julio-diciembre 2012 de la revista “Gestión y Análisis de Políticas Públicas” que edita el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP); el otro se publicó poco después en un número extraordinario de “Gestión y Política Pública” que edita el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), de México:

      Mahou Lago XM., Bouzas Lorenzo R. Atención al usuario y comunicación en los portales Web de salud autonómicos en España. Gestión y Análisis de Políticas Públicas. INAP. 2012

    Mahou Lago XM., Bouzas Lorenzo R. El estudio de la funcionalidad de los portales gubernamentales. Una propuesta metodológica desde la e-salud. Gestión y Política Pública. CIDE Volumen Temático 2013 sobre Gobierno electrónico.

En ambos artículos los autores analizan los portales Web de salud (Consejería o Servicio de Salud) de las distintas CCAA con el objetivo de conocer el nivel de desarrollo alcanzado por los dispositivos de comunicación web en el marco de la provisión de información y servicios públicos relacionados con la salud, una de las áreas –explican- en las que con mayor visibilidad y utilidad social se han producido avances en la oferta de servicios electrónicos y mecanismos de participación

El trabajo en el que se basan, llevado a cabo durante 2011, (y cuyos resultados son de lectura obligatoria para los responsables sanitarios autonómicos), concluía ya entonces que «…las webs gestionadas por las administraciones autonómicas ofrecen un potencial tecnológico muy superior al que exige la reducida gama de prestaciones que en la actualidad se ofrecen a los usuarios de los servicios de salud.  Asimismo, los datos recabados ponen en evidencia graves deficiencias en la oferta y la gestión de los dispositivos de comunicación con los usuarios y, en especial, los que estimulan la captación de feedback a través de la participación activa de los ciudadanos, componiendo un panorama todavía alejado de un empleo aceptable de un modelo de e-salud 2.0.»

En teoría, afirman, la materialización del propósito de servir a los ciudadanos con mayor eficiencia, en un entorno de e-gobierno 2.0, debería encontrarse en la transición desde una oferta de sitios web institucionales centrados exclusivamente en la provisión de información sobre la propia organización, y su gama de servicios públicos, hacia la activación de portales sectoriales. Ello supondría una vía de entrada única e integrada que facilitaría a usuarios externos e internos el acceso a recursos y servicios oficiales, representando un avance en el enfoque de provisión de e-servicios, de forma que llegue a convertirse en una herramienta de gran potencial en la implementación de políticas públicas.

El procedimiento de análisis seguido se basó en la utilización de varias técnicas: Por un lado, mediante diversas aplicaciones automáticas, se realizó un análisis de la accesibilidad, entendiendo esta como “la posibilidad de que un producto o servicio web pueda ser accedido y usado por el mayor número posible de personas, indiferentemente de las limita­ciones propias del individuo o de las derivadas del contexto de uso”. Por otro lado, un examen heurístico (aplicado al estudio de la usabilidad técnica y al de los dispositivos de comunicación) y, finalmente, un  experimento de e-usuario misterioso.

El examen heurístico o test de experto es un método de diagnóstico a través del cual, personal cualificado analiza la página web y describe los problemas potenciales de ésta en relación con su visibilidad, diseño, eficiencia, funcionalidad y fiabilidad. El estudio sobre la usabilidad técnica abarcaba cinco parámetros: buscabilidad (la página debe resultar visible para el usuario, disponiendo de un entorno singularizado y gozando de las mejores posiciones en los motores de búsqueda); identidad (la página debe aportar suficiente información sobre la organización a la que pertenece); diseño-estilo (la interfaz del sitio debe ser amigable y atractiva para el usuario); navegabilidad (la página debe facilitar el desplazamiento del usuario y su acceso a los contenidos dentro del sistema) y seguridad (la página debe garantizar una experiencia de navegación lo más confidencial posible, la preservación, con todas las garantías legales, de los datos generados por la comunicación con el usuario, así como la protección de éste frente a un uso no autorizado de tales datos por terceros). El peso otorgado a cada uno de ellos fue el siguiente: buscabilidad 15%, identidad 8%, diseño-estilo 30%, navegabilidad 35% y seguridad 12%.

Por su parte, desde el punto de vista de la comunicación, se prestó atención a la oferta de dispositivos que favorecieran la relación bidireccional y, en especial, la comunicación sincrónica con el usuario. Se examinaron tres parámetros: atención al usuario, consulta, y debate teniendo en cuenta la importancia de un servicio al usuario lo más completo posible en el marco de la tecnología actualmente disponible. El peso otorgado a cada uno de ellos fue el siguiente: atención al usuario, 40%; consulta, 30% y debate, 30%

Por último, el experimento de e-usuario misterioso se empleó para evaluar, desde la perspectiva de un usuario de servicios de salud, la capacidad de respuesta por parte de las administraciones.

A través del dispositivo de contacto facilitado por el portal, empleando identidades falsas, se solicitó atención sobre cinco requerimientos: C1 información sobre un tema concreto de salud (vacunas y precauciones para un viaje al extranjero), C2 procedimiento a seguir en un servicio on line (petición de cita médica), C3 indicaciones sobre el procedimiento a seguir en un servicio off line (cumplimentación de un consentimiento informado), C4 información sobre el acceso a datos personales que obran en poder de otra administración relacionados con el área de salud cuando el ciudadano ha trasladado su residencia a otra comunidad autónoma (historia clínica) y C5 formulación de una sugerencia (posibilidad de solicitar cita médica a través del móvil).

En este caso, los indicadores utilizados para medir la calidad de atención al ciudadano fueron: tiempo de respuesta; calidad del formato de respuesta (estructura, identificación del emisor y estilo); claridad (comprensibilidad) y calidad de la información suministrada (nivel de ajuste y de la respuesta a la demanda del usuario –excepto en la formulación de la sugerencia–, completitud e información de referencia y contacto).

Resultados

El objetivo del análisis de la accesibilidad es comprobar si la página web examinada permite el acceso a todos los usua­rios, independientemente de sus características diferenciadoras. La investigación desveló distintas anomalías, poniendo de manifiesto una heterogeneidad que no garantiza una efectiva accesibilidad de los usuarios. La mayor parte de las administraciones incumple las pautas de contenido accesible establecidas internacionalmente en web 1.0.

Los principales hallazgos derivados de la aplicación del test heurístico revelaron, por una parte, que, aunque las prestaciones relacionadas con la usabilidad técnica de las webs autonómicas de salud son, en general, adecuadas y, por tanto, no suscitan obstáculos de relieve –derivados de ubicuidad, identidad, diseño, navegabilidad y seguridad– que impidan el establecimiento de una comunicación interactiva on line entre Administración y usuarios, el déficit de mecanismos que le dan soporte es evidente, resultando especialmente grave la «ausencia de dispositivos adecuados de atención a los usuarios y de aplicaciones generadoras de consulta y debate propios de un entorno de participación 2.0.»

Al valorar la comunicación se comprobó la disponibilidad o no de diversos dispositivos: asistente virtual, servicio de correo electrónico ofrecido por la propia entidad, dirección de correo electrónico de contacto, buzón virtual, repositorio de sugerencias y/o reclamaciones on line, medios de captación de opiniones de los usuarios (vía encuesta), foros de debate y consulta y, finalmente, presencia activa del organismo en redes sociales. En este apartado, los resultados indicaron un alarmante déficit de prestaciones ligadas a los mecanismos de comunicación.

Entre otros, como aspectos más decepcionantes puede señalarse que la indicación y dis­ponibilidad de un buzón de contacto sólo se encuentra en la mitad de las webs regionales; tanto el asistente virtual como el gestor propio de correo son prácticamente inexistentes; los mecanismos de participación se redu­cen a foros centralizados para toda la administración y la presencia en redes sociales y la atención a la ciudadanía a través de ellas es, en la mayoría de los casos, nula o muy deficiente. En ocasiones se detectó la alusión a mecanismos de participación on line no disponibles, así como la imposibilidad de realizar sugerencias on line (necesidad de descargar formato en “pdf” y continuación de trámite off line) o la ausencia de indicaciones de la dirección de e-mail de contacto.

En resumen, los mecanismos asociados a un enfoque de prestación de servicios y atención a los usuarios planteado desde la perspectiva de participación on line, próximos en suma, a las aspiraciones de las propuestas del e-gobierno 2.0, resultan bastante deficitarios o infraadministrados.
La tabla adjunta muestra que, otorgando un peso similar a las diversas dimensiones examinadas (usabilidad, dispositivos de comunicación y atención al usuario), el examen efectuado a las distintas webs de las administraciones autonómicas demuestra que las utilidades y elementos infraestructurales dependientes directamente de la inversión en tecnología y, en concreto, los componentes relacionados con la usabilidad (visibilidad de la página y facilidad de detección a través de motores de búsqueda, identidad, diseño, navegabilidad y seguridad) han tenido de un desarrollo mayor que el de los dispositivos de comunicación y, sobre todo –a juzgar por su rendimiento–, que el de los mecanismos de atención al usuario: la media de las funcionalidades ligadas a la usabilidad alcanza una puntuación de 71,14 sobre una escala de 100 puntos máximos posibles, superando el 50% en todas las CCAA; la puntuación media alcanzada por los dispositivos de comunicación desciende a 39,35 (sobre 100) y solo superan la barrera del 50% siete administraciones (Andalucía, Castilla y León, Cataluña, Madrid, Galicia, La Rioja y País Vasco); mientras que la puntuación media lograda por las CCAA en lo concerniente a la atención al usuario solo alcanza 29,65 puntos (sobre 100), siendo tan solo superado el 50% de la puntuación máxima posible en 5 territorios (Andalucía, Aragón, Baleares, Madrid y Galicia).

Para facilitar la comprensión de los datos resultantes, se ha incorporado a la tabla una columna cuyas valoraciones totales se sitúan en una escala de 0 a 10, en la que se considera aceptable todo resultado igual o superior a 5, un umbral solo superado por las webs de salud de cinco CCAA (Andalucía, Baleares, Castilla y León, Madrid y Galicia), que la media de la totalidad de administraciones autonómicas no alcanza.

Este resumen coincide sustancialmente con algunas de las afirmaciones del blog de la Fundación ISYS: Según Basagoiti el posicionamiento de los portales de salud en los buscadores más utilizados no ha sido vigilado ni cuidado, lo que tiene como consecuencia directa un uso y número de visitas muy reducido. Es decir, la información contenida en los portales de salud de los gobiernos autónomos es difícil de encontrar cuando el ciudadano la busca. La situación es más grave si se tiene en cuenta los recursos empleados en generar tanto la información online como las páginas que las contienen, tarea que, en general, se ha hecho de manera excelente, consiguiendo recursos e información dirigida al ciudadano de alta calidad. Se hace necesaria pues, una actualización en las políticas de marketing y difusión de estas instituciones.

Por último, otra de las cuestiones es la variedad de los temas de salud abordados. Al igual que ocurre con las campañas de Salud Pública, cada Consejería o Servicio de Salud autonómico emplea recursos en generar documentos que ya existen en la red. Todos quieren sus propios documentos, porque quieren controlar la “imagen de marca” que puede transmitirse en ellos. No es habitual por tanto, que unos Servicios de Salud enlacen o referencien documentos de otros, cuando ésta sería una solución sencilla a la hora de brindar una información al ciudadano mas completa. En resumen, parece que no está claro el espíritu 2.0 y que “las ideas fuerza que deberían imponerse son enlazar, compartir, dinamizar. ¿Es un destino inevitable el emplear recursos en reinventar constantemente la rueda?”

(Por cierto, tampoco puede decirse que en estas latitudes estemos “para tirar cohetes”).

sábado, 24 de mayo de 2014

Médicos en las redes sociales. “Saber, hacer y sentir”...

 “El Médico ha de ser temiente del Señor y muy humilde, y no soberbio, vanaglorioso, y que sea caritativo con los pobres, manso, benigno, afable y no vengativo. Que guarde el secreto, que no sea lenguaraz, ni murmurador, ni lisonjero, ni envidioso. Que sea prudente, templado, que no sea demasiado osado… Que sea continente, y dado a la honestidad, y recogido; que sea el Médico dado a las letras y curioso; que trabaje en su arte y que huya de la ociosidad. Que sea el Médico muy leído y que sepa dar razón de todo.”
Enrique Jorge Enríquez.
“Retrato del perfecto médico” (1595)

En el tiempo que nos ha tocado vivir, casi 420 años más tarde de cuando fueron escritas estas palabras, el ejercicio de la medicina, de la práctica médica, se produce en un contexto muy diferente al que existía hace apenas tres o cuatro décadas. La enorme expansión tecnológica, la aparición de Internet, la irrupción de nuevas formas de prestar asistencia sanitaria y los cambios ocurridos en la relación clínica –con un creciente protagonismo de los pacientes y de su capacidad de decisión- conllevan y exigen la necesaria adaptación de los profesionales. Ser médico(a) hoy, requiere inevitablemente no solo la adquisición de nuevos conocimientos, destrezas, habilidades y competencias, sino (también) la adopción de aptitudes y actitudes acordes con la época en la que nos encontramos.

El uso de las redes sociales por parte de los médicos y de otros profesionales ha supuesto un gran cambio en la manera de comunicarnos, a la vez que está contribuyendo a cambiar la propia actividad sanitaria. Al mismo tiempo, ello hace que las fronteras entre lo personal y lo profesional sean cada vez más difusas, dando lugar a la aparición de (nuevos) problemas y conflictos éticos derivados de la interacción con los pacientes y de los propios profesionales entre sí.

En realidad. la comunidad médica internacional acepta ya las redes sociales como una herramienta de indiscutible aplicación médica, reconociendo sus virtudes (pero también sus riesgos y limitaciones). Resulta de interés la siguiente revisión sistemática, publicada en 2013: A New Dimension of Health Care: Systematic Review of the Uses, Benefits, andLimitations of Social Media for Health Communication.

Sobre este asunto y el uso responsable de los social media por los profesionales sanitarios, pueden consultarse las entradas siguientes en este blog:

En relación con ello, el vigente Código de Deontología Médica de la OMC de julio de 2011, que regula el trabajo médico profesional desde el punto de vista ético y deontológico, necesita adaptarse a un nuevo y complejo escenario ya que, aunque en su artículo 26 hace alusión a la relación médico-paciente a través del teléfono, mediante correo electrónico, al uso de Internet o sistemas de telemedicina, no se refiere directamente al comportamiento ético de los médicos en las redes sociales.

Hace unos meses, teniendo en cuenta algunas iniciativas semejantes existentes en otros países, el CGCOM, a través de su Presidente, el Dr. Juan José Rodriguez Sendín, @jrsendin encargó a un grupo de profesionales la elaboración de un conjunto de recomendaciones sobre este tema, un MANUAL DE ESTILO PARA MEDICOS Y ESTUDIANTES DE MEDICINA SOBRE EL BUEN USO DE REDES SOCIALES.

He tenido la suerte y el privilegio de participar en este interesante proyecto, junto a un notable grupo de médicos, todos ellos usuarios y referentes en la profesión en redes sociales y blogs personales: Rafael Olalde @rolalde con sus  blogs Rafael Olalde Quintana Médico de familia y Reflexiones Beatriz Satué @BeatrizSatu, Rosa Taberner @rosataberner y su blog (de referencia en Dermatología) Dermapixel, Marian Jiménez Aldasoro @mjaldasoro con Desde la litera de arriba, José Antonio Trujillo @Joseatrujillo con su Medicina basada en el humanismo y Mónica Lalanda @mlalanda y su medicoacuadros con sus entrañables viñetas, que ha coordinado y dirigido al grupo. También han participado en el trabajo los estudiantes de medicina, del Comité de Bioética del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM): Iris Mar Hernández @imar92, Jesús José Camacho, Enrique Sánchez Aciaga, Emilio Delgado @emidelsot y Guillermo Jiménez @gjimenezalvarez.

El resultado ha sido presentado públicamente en el I Congreso Nacional de Deontología Médica, que se celebra en estos días en Bilbao.

La OMC ha hecho pública una nota de prensa a través de su revista digital medicosypacientes.com: El CGCOM propone la creación de un Manual de Estilo para médicos sobre el buen uso de redes sociales.

El Borrador de este Manual de estilo puede ser consultado en la página EticaMedicaRRSS con una carta-presentación de Juan José Rodríguez Sendín en la que hace una llamada a la participación:

“Manteniendo el espíritu de medicina colaborativa de las RRSS, nos parece importante que antes de darla por terminada, esta Guía sea sometida a la opinión y comentarios de médicos y estudiantes.

Os sugerimos leer y comentar (de forma no anónima) estos dos documentos; uno es una corta guía con los puntos más importantes a tener en cuenta y el otro incluye la reflexión, discusión y bibliografía en la que se han basado.”

Los distintos apartados que se contemplan y se abordan en este Manual (o Guía de recomendaciones) son los siguientes:

·         Respetar la confidencialidad y el secreto médico
·         Evitar el consejo médico directo a pacientes virtuales
·         Mantener una  imagen virtual profesional y adecuada 
·    Evitar que el uso de nuevas tecnologías desvíen nuestra atención durante la consulta directa con pacientes 
·         Ejercer responsabilidad sobre la información médica  difundida en redes sociales
·        Mantener el respeto en la interacción con compañeros o en los comentarios sobre ellos
·         Realizar un buen uso de la publicidad y la marca personal del médico
·         Redes sociales y código de deontología

En un documento más extenso que puede descargarse desde la misma página: Ética y Redes Sociales se recogen también las reflexiones, bibliografía empleada y comentarios sobre los aspectos señalados.

Para terminar, quizás sea oportuno recordar, como señala el Dr. Rodríguez Sendín:

“Los médicos, como cualquier otro ciudadano somos muy libres de utilizar las redes sociales como más nos guste pero si decidimos interactuar o presentarnos como médicos, es aconsejable mantener el mismo rigor científico y la misma actitud ética que en consulta.”

A la vista de las anteriores consideraciones, la participación, el uso en su actividad profesional y la intervención de los médicos en las redes sociales -cuando se identifican y presentan como tales- su actitud y la imagen que transmiten, deben ser coherentes y ajustarse a las expectativas y a las normas propias de educación y cortesía que cabría esperar y serían exigibles en su desempeño habitual.

También en el mundo virtual hay que tener en cuenta las tres clásicas obligaciones de la actividad médica en cualquier época y lugar: “saber, hacer y sentir”…

Ahora a esperar el feed back.

martes, 18 de marzo de 2014

La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo. 25 años de la World Wide Web

Foto: State of the Net vía flickr
 "Sin una red abierta y neutral en la que podamos confiar sin tener que preocuparnos de qué está pasando en la puerta trasera, no podemos tener un gobierno abierto, buena democracia, buena sanidad, comunidades interconectadas y diversidad cultural. No es ingenuo pensar que podemos conseguir todo eso, pero sí lo es pensar que podemos conseguirlo sentándonos tranquilamente a esperar".
Tim Berners-Lee

El pasado 11 de marzo sir Tim Berners-Lee considerado como el “padre” de la Red, (aquí su propuesta original) hizo pública una declaración con motivo de los 25 años de la creación de la Webal tiempo que reclamaba la elaboración de una especie de “Constitución” de Internet que sirviera para conseguir una red neutral, libre y protegida de interferencias políticas o empresariales. Una “carta magna” universal de derechos y deberes digitales que recoja especialmente aspectos relacionados con la privacidad, la libertad de expresión y el anonimato responsable, pero también otras cuestiones como la propiedad intelectual y la ética de la tecnología.

En su opinión son muchos los retos aún pendientes, entre los que cabe señalar:

      ¿Cómo conectar a casi dos tercios de la población del planeta que no aún no puede acceder la Web? [De los 7.000 millones de habitantes del planeta, sólo 2.700 tienen acceso a la web. El proyecto internet.org (impulsado por Facebook, y otras seis compañías de telefonía móvil: Samsung, Nokia, Ericsson, Mediatek, Opera y Qualcomm) es lograr una conexión para esos dos tercios que aún no cuentan con ella. Según un estudio encargado a Deloitte con ello se lograría un aumento de la productividad de hasta el 25% en las economías en desarrollo. Como resultado, en ellas se generarían 1.6 billones de euros en PIB y más de 140 millones de puestos de trabajo, sacando de la pobreza a 160 millones de personas. El informe hace hincapié en que el acceso a la Red proveería de información vital sobre nutrición, higiene y prevención de enfermedades.

 ¿Quién tiene derecho a recopilar y usar nuestros datos personales, con qué propósito, bajo qué normas?

  ¿Cómo crear una arquitectura abierta y de alto rendimiento que pueda funcionar en cualquier dispositivo, en vez de retroceder a propuestas cerradas o alternativas propietarias?

Coincidiendo con esta notable efeméride, Pew Research conjuntamente con la Elon University ha realizado un sondeo entre 2.558 expertos en Internet a fin de recabar cómo será, desde su punto de vista, la World Wide Web en 2025La encuesta se realizó entre finales de noviembre de 2013 y principios de enero de este año. Sus conclusiones son, tan apasionantes como aterradoras. Siendo cierto que se abre ante nosotros un universo de posibilidades casi inimaginables hasta ahora, no lo es menos que la privacidad y el control de nuestras vidas pueden quedar dañados para siempre.

Sea como fuere, una cosa está clara: de aquí a una década el paradigma que ha supuesto la Red se habrá impuesto de manera definitiva: será una parte tan corriente e imprescindible de nuestro devenir cotidiano como, por ejemplo, la electricidad. Algo básico para que todo funcione, si no lo es ya.

Son quince las tendencias en las que los investigadores de Pew Research han agrupado las  aportaciones de los expertos consultados, si bien casi todos están de acuerdo y destacan sobre todo cuatro de ellas de forma transversal:

1. Un entorno informático en red global “inmersivo”, invisible, por la generalización en el día a día del Internet de las Cosas gracias a la proliferación de sensores inteligentes, cámaras, dispositivos susceptibles de conexión, software, bases de datos y su almacenamiento masivo en un tejido de información mundial. Su familiaridad convertirá lo online en algo aún más cotidiano de lo que ya lo es hoy.

2. Avances muy importantes en realidad aumentada, que se irá incorporando cada vez más a dispositivos portátiles o tecnologías implantables, como hemos visto en numerosas películas de ciencia ficción.

3. Ruptura de los modos tradicionales de hacer negocios, de acceso a la educación, la  asistencia sanitaria o el consumo de ocio, entre otros.

4. Monitorización y seguimiento de la actividad personal y social a través de la acumulación masiva de datos de individuos y colectividades y el adecuado tratamiento de los mismos.

Los expertos esperan una serie de tendencias, tanto positivas como negativas, que se extenderán y ampliarán en la próxima década, revolucionando la mayoría de las interacciones humanas, y que afectarán especialmente a la sanidad, la educación, el trabajo, la política, la economía y el ocio. La mayoría cree que los resultados de esa (mayor) conectividad serán principalmente positivos. Sin embargo, cuando se les pregunta sobre aspectos buenos y malos que prevén el futuro, muchos de los expertos pueden también identificar claramente entre sus áreas de interés algunos extremadamente peligrosos. Una mayor preocupación sobre la ética de las relaciones interpersonales, la vigilancia, el terror y el crimen, que puede llevar a las sociedades a preguntarse sobre todo acerca de cuál es la mejor forma de establecer (y garantizar) seguridad y confianza conservando las libertades ciudadanas.
Cómo contribuye Internet a la mejora de la salud

En general, de las 15 predicciones identificadas sobre nuestro futuro digital ocho de ellas pueden considerarse como “esperanzadoras”, otras seis como “preocupantes” y la restante como neutral, una especie de consejo relativo a las decisiones que se adopten ahora, que condicionarán sensiblemente el futuro. De alguna manera se pone de manifiesto que en el proceso de consolidación de Internet resulta esencial el establecimiento de mecanismos de control y de entornos regulatorios que eviten los abusos o el fraude, a pesar de que su implantación atente, en apariencia, contra la libertad que el nuevo marco de relaciones y acceso a la información ofrece.

Tesis más esperanzadoras:

1.    La información será compartida a través de Internet sin apenas esfuerzo y estará tan “entretejida” en la vida diaria que se convertirá en “invisible”, fluyendo como la electricidad, a menudo a través de máquinas como intermediarios.

2.    La extensión de Internet mejorará la conectividad global, fomentando las relaciones interplanetarias y disminuyendo la ignorancia.

3.    La Internet de las cosas, la inteligencia artificial y los ‘big data’ harán a la gente más consciente de su mundo y de su propio comportamiento.  

4.    La ‘realidad aumentada’ y los dispositivos implantables se desarrollarán para dar respuestas rápidas en la vida diaria, especialmente vinculadas a la salud personal.

5. La tecnología facilitará la toma de conciencia y la acción política, fomentando la aparición de levantamientos y cambios pacíficos como los de la “Primavera Árabe”.

6.    La extensión de ‘Ubernetreducirá el significado de las fronteras y pueden surgir nuevas “naciones” a partir de intereses compartidos, lo que hará disminuir el poder/control de los actuales Estados-nación sobre la población.

7.    Internet se convertirá en “los Internets”: la Red se fragmentará en canales independientes para luchar contra los problemas de seguridad y velar por la privacidad de sus usuarios.

8.   Acceso universal a todo el conocimiento humano. La educación se extenderá y fomentará la aparición de más oportunidades con menos dinero gastado en bienes raíces y maestros.

Tesis menos esperanzadoras (y preocupantes):

9.    El incremento de las diferencias puede dar lugar a la aparición de peligrosas desigualdades entre los que tienen y los que no poseen nada, lo que puede derivar en conflictos violentos al amplificar los sentimientos de pérdida e injusticia.

10.  (Como es sabido), en Internet también afloran las peores actividades y los peores sentimientos del ser humano. Desde el ciberacoso al ciberterrorismo, desde la pereza, la estupidez, la pornografía y el juego sucio, hasta el crimen organizado, forman parte de lo que pueden hacer quienes quieren hacer la vida imposible a los demás.

11.  Presionados por estos cambios, los gobiernos y corporaciones tratarán de afirmar su poder  invocando la seguridad y las costumbres.

12.  La gente continuará realizando intercambios que favorezcan la conveniencia y la ganancia inmediata sobre la privacidad. Esta privacidad llegará a ser algo que solamente algunos privilegiados podrán disfrutar.

13.  Los seres humanos y las organizaciones actuales no pueden responder con la  suficiente rapidez a los desafíos que suponen y representan las redes complejas.

14.  La mayoría de la gente todavía no está notando los cambios profundos que ya traen las redes de comunicaciones de hoy; estas redes serán aún más disruptivas en el futuro.

El consejo:

15. Las previsiones y las predicciones más precisas marcarán la diferencia. “La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo”. Lo fundamental es tomar buenas decisiones hoy.

Lo que resulta indudable es que serán muchas las repercusiones en todos los ámbitos -político, económico, cultural, tecnológico o social- derivadas del proceso de adaptación de nuestra vida real al (cada vez más) imperante entorno virtual. Algunas serán muy positivas, otras tal vez no lo serán tanto. Muchas, seguramente inimaginables aún hoy, surgirán al calor de las inmensas oportunidades que se abren en un mundo inabarcable en el que casi todo está por decidir e inventar. Pero en gran medida dependerá de nosotros…
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jueves, 6 de marzo de 2014

Ecosistemas de (auto)aprendizaje en salud



En esta ocasión el punto de partida y la propuesta de #CarnavalSaludfeb14 es: Formación y aprendizaje en salud ¿Son posibles otros modelos? He aquí algunas pobres reflexiones hilvanadas en torno a este asunto:

Desde la perspectiva de la gestión del conocimientoes evidente que los últimos desarrollos de las TIC han permitido que los sistemas y modalidades tradicionales de formación, educación y enseñanza (en todo el mundo, en todos los niveles y en todos los ámbitos), habitualmente sujetos y condicionados por la limitación física del tiempo y del espacio, hayan dado paso y hayan facilitado la aparición desde hace unos años de aulas virtuales permanentes y asíncronas. De esta manera, las TIC evolucionadas se han convertido en herramientas y motores clave para el cambio de modelo y la transformación educativa.

Mientras la concepción de la “escuela” tradicional se mantenía anclada en los clásicos sistemas presenciales de la tradición oral, en los libros de texto y en el aprendizaje lineal, los “alumnos” actuales viven en un mundo diferente con recursos y medios diferentes, que les permiten acceder a la información de diferentes maneras. En términos generales, los estudiantes de hoy prefieren un acceso rápido y abierto a información en red e hipervinculada; prefieren conectarse y comunicarse con muchas otras personas; el uso de herramientas digitales en vez de la imprenta; los recursos multimedia antes que el texto; el aprendizaje just-in-time relevante y útil que al mismo tiempo les permita expresar su creatividad.

El ámbito sanitario es sin duda uno de los sectores profesionales donde se pone más claramente de manifiesto (a veces de forma dramática), la necesidad permanente de la continuidad de la formación y actualización a lo largo de toda la vida profesional. La aparición de una serie de herramientas digitales, singularmente de los desarrollos de la Web 2.0, han supuesto (y están suponiendo) una auténtica revolución en los sistemas de educación y aprendizaje que están contribuyendo a facilitar y mejorar esta formación.

Hasta fecha reciente las plataformas más utilizadas de aprendizaje a distancia a través de Internet (e-Learning), habían sido diseñadas desde una perspectiva centrada en la institución/organización educativa y en el grupo-clase. Sirven para gestionar alumnos, materiales, calificaciones, etc. El profesor (la organización o institución) es quien define y administra el espacio del grupo, las herramientas y los flujos de la comunicación, diseña las actividades de aprendizaje, establece los tiempos y materiales que se utilizarán y quién evalúa el rendimiento de los alumnos. Una división del trabajo habitual, y típica, en la educación formal avalada por una institución educativa. Sin embargo, Internet ha ampliado enormemente las posibilidades de educación y aprendizaje informal a lo largo del ciclo vital. En la era de la Web 2.0, la web social y participativa, de las redes sociales, del libre acceso a herramientas y servicios, de las arquitecturas de participación en comunidades y redes de práctica, muchos expertos e investigadores se preguntan cómo es posible facilitar la utilización de dichos recursos a lo largo de toda la vida e incluso integrar el aprendizaje informal y la adquisición de nuevas capacidades de manera natural en los procesos de educación formal tutelados por una institución, que normalmente constituyen la formación inicial de muchas personas. Ese es el reto hoy.
Nursing School Anatomy Class (c. 1900)
Nos encontramos pues, (también en sanidad), cada vez más inmersos en entornos de aprendizaje personal EPA (PLE o personal learning environement) donde los mismos profesionales que aprenden construyen y organizan sus propios objetivos, gestionan su (auto)aprendizaje, tanto el contenido como el procedimiento y la comunicación con otros pares en el proceso.

Muchos profesionales entienden ya que estos entornos no solo se refieren a herramientas web y tecnologías digitales, sino que abarcan y tienen en cuenta también la importancia de integrar tecnologías ‘maduras’ y otros recursos no digitales, como por ejemplo los propios compañeros de trabajo, periódicos y otros medios de comunicación, libros, televisión, radio, teatro, cine, etc. Todo aquello que pueda facilitar apoyo al profesional/estudiante para un aprendizaje significativo.

Esta idea, por lo amplio y complejo de su estructura, puede entenderse como un auténtico “ecosistema digital”. De hecho, este amplio espectro está más imbricado en el del usuario, más ligado de forma global a las múltiples interacciones y acciones de las personas, estableciéndose un “ecosistema del conocimiento”.

De esta manera, un PLE es más un concepto que un sistema informático, un conjunto de herramientas que trabajan juntas de manera abierta, interoperable y bajo el control de la persona que (auto)aprende (y no del docente o la organización/institución). Esto incluye proporcionar soporte para fijar sus propios objetivos de capacitación y (auto)aprendizaje; gestionar el mismo, tanto los contenidos como el modo de transmisión, así como la comunicación con otras personas en este proceso y conseguir, por tanto, los objetivos diseñados de aprendizaje.

En mi opinión, el futuro pasa por configurar estos entornos personales/profesionales de (auto)aprendizaje, como herramientas para el desarrollo de capacidades, adquisición de habilidades y competencias, la actualización de conocimientos, el aprendizaje informal y el desarrollo profesional a lo largo de todo el ciclo vital, haciéndolos compatibles con los sistemas (aún) vigentes. Ello provocará indudablemente una mutación o redefinición de los postulados en los que hasta la fecha se basaba la educación reglada y el aprendizaje formal, que habrá de conectarse necesariamente para asegurar la validez, acreditación o certificación de esos conocimientos.

Mi propia experiencia personal puede ser, si no representativa, sí ilustrativa de cómo se vienen produciendo estos acontecimientos:

En los últimos cinco años he tenido la oportunidad de realizar un curso de experto mediante un sistema mixto o semipresencial (Blended learning) a lo largo de un periodo de seis meses.

En varios casos he participado como alumno y he sido tutor de diferentes actividades formativas realizadas on line en distintas instituciones y organizaciones profesionales y/o académicas. De manera informal (y ‘desinstitucionalizada’) he participado también en diferentes eventos, jornadas, seminarios, etc., algunos seguidos mediante streaming y otras herramientas digitales. He tenido ocasión de seguir varios cursos MOOC (acrónimo de Cursos en línea, masivos y abiertos),  que me resultaban interesantes y que, llegado el caso, podrían acreditarse.

Participo habitualmente en varias comunidades de práctica; desde hace tiempo las redes sociales y la "blogosfera sanitaria" vienen siendo un vehículo insustituible y un torrente inagotable (e inabarcable) de ideas, un río de conversaciones, información, noticias, trabajos o estudios de investigación, que me permiten estar al día, crear y compartir libremente contenidos on line, conocer qué ocurre en el ámbito del sector salud y me ayudan a manejar de una forma más eficiente y útil el flujo de información continuo y abundante que podemos transformar en conocimiento…

Y, finalmente, también he venido asistiendo, más o menos regularmente, de manera presencial, a una serie de congresos sanitarios que siempre (siempre) me hacen recordar con una cierta -e inevitable- mala conciencia (soportable solo por el hecho de no realizar actividad clínica y por tanto no tener que prescribir medicamentos), la inquietante portada de un viejo número del BMJ, publicado en mayo de 2003, que incluía un polémico y llamativo artículo del que entonces era su director, Richard Smith, sobre las ‘conflictivas’ relaciones entre los profesionales médicos y las empresas farmacéuticas: No more free lunches BMJ 2003;326:1155


E intentando dar (una) respuesta a la pregunta planteada por #CarnavalSaludfeb14, considero que sí son posibles otros modelos de formación y aprendizaje en salud (y en otras áreas). En un mundo móvil e interconectado algunas de las claves o ideas-fuerza que están contribuyendo precisamente a derribar los muros de esa especie de "jardín vallado" sin comunicación con el resto de la red, administrado y gestionado hasta ahora solo por supuestos profesores y expertos, son las de la Web social: altruismo, colaboración, trabajo en red, interacción e intercambio, autonomía, autoorganización y horizontalización de la tradicional relación jerárquica y vertical en la transmisión del conocimiento…

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