
Las siguientes líneas son una traducción aproximada del
artículo que el Dr. Peter Pronovost,
director médico del Johns Hopkins
University's Center for Innovation in Quality Patient Care e impulsor de importantes iniciativas sobre seguridad del paciente publicó hace un par de
meses,
(15-octubre-2015), en la sección de sanidad de la revista U.S. News & World Report: “The Patient Wish List”.
La lista a la que se refiere el título no es el check list ideado por Pronovost que incorpora el proyecto bacteriemia zero para reducir las infecciones relacionadas con los catéteres venosos centrales en las unidades de cuidados intensivos. Se trata de un decálogo que tiene que mucho que ver con los principios de la denominada “Etiquette-Based Medicine” (medicina basada en la etiqueta o en los buenos modales), que el Dr. Michael W. Kahn enumeraba ya en un clásico artículo publicado en mayo de 2008 en el NEJM. Básicamente una serie de normas de respeto, cortesía y educación para con los pacientes ingresados en el hospital y que podían ser fácilmente extrapolables a otros niveles asistenciales:
· Pedir permiso para entrar en la habitación y esperar
una respuesta. En la consulta levantarse, saludar y extender la mano al
paciente.
·
Estrechar la mano del paciente, (usar guantes si es
necesario). · Presentarse dando el nombre, apellido y cargo.
· Sentarse frente al paciente. En la consulta no tomar asiento hasta que el paciente lo haga.
· Sonreír y mostrar una actitud amable.
· Explicar brevemente su cargo y funciones en el equipo asistencial.
·
Antes de iniciar la entrevista clínica, preguntar al
paciente cómo se siente y si nota ansiedad, miedo, estrés...
A continuación, el artículo de Pronovost. [Conviene tener en cuenta el contexto en que se produce la atención sanitaria, de carácter eminentemente privado en EE.UU.].
«Desde que se sometió
a un doble trasplante de pulmón en el Johns Hopkins Hospital en diciembre de 2011, el Sr. Podge Reed
Jr., ha sufrido cuatro ingresos hospitalarios, dos ingresos para cirugía, ocho
procedimientos ambulatorios con anestesia, más de 100 citas para consultas
ambulatorias y 700 exámenes de laboratorio y otras pruebas. Ha acumulado las suficientes
experiencias con el sistema sanitario como para escribir un libro. Sin embargo,
hasta ahora se ha limitado a escribir dos cartas, con un total de 12 páginas, enviadas
al servicio de atención al paciente, en las que explica y detalla varias ‘oportunidades
de mejora’.
Así las cosas, parecía
lógico que cuando el hospital celebró una reunión con los empleados sobre ‘atención
centrada en el paciente’, el sr. Reed fuera seleccionado para que participara
en una de las mesas redondas. Reed, miembro del Consejo Asesor de familias y
pacientes del hospital, explicó que en general estaba muy satisfecho con la
atención recibida, y declaró que había puntuado con altas calificaciones en las
encuestas de satisfacción remitidas después de sus visitas. Aun así, quiso
compartir sus comentarios –consejos, como por ejemplo apagar el televisor por
la noche, proporcionar un albornoz
a los pacientes o evitar extracciones de sangre por la noche si fuera posible,
o al menos explicar por qué son necesarias.
Los profesionales sanitarios
deben estar ‘en sintonía’ con las pequeñas cosas y los sutiles detalles que
pueden mejorar la experiencia del paciente, así como con el hecho de que todo el personal del
hospital es y forma parte de dicha experiencia. Mientras que los hospitales
se centran en las encuestas nacionales sobre la experiencia del paciente, lo
que a éste [de verdad] le importa es si hacemos algo con el feedback que ellos
mismos proporcionan. Es una manera importante de demostrar realmente el
compromiso con los pacientes.
Tras la reunión le
pregunté a Jane Hill, directora de relaciones con los pacientes, cuáles eran
los temas más comunes del feedback que escuchamos cuando los pacientes nos
envían cartas o cumplimentan sus encuestas. Ella aceptó trabajar con su equipo para
elaborar una lista top 10, basada en los elogios y en las quejas que recibe el
hospital.
Refiriéndose a “la voz
del paciente”, Lisa Allen, responsable de experiencia del paciente de la Johns Hopkins Medicine afirma que los puntos de esta lista demuestran que "los pacientes desean
cuidados clínicos de alta calidad y seguridad", (…) "nos piden ser
tratados como personas, con cuidado y empatía."
La lista no pretende
ser especialmente reveladora, ni es la quintaesencia de todo. Más bien al
contrario, es ‘el inicio de una conversación’, y serán bienvenidos todos los
comentarios al respecto.
Aquí está:
1. Déjenme dormir. No tomar las constantes a lo largo de la noche ni
extraer muestras de sangre entre las 22:00 y las 6:00 h. a menos que sea imprescindible.
Si fuera así, por favor, asegúrense de que lo entiendo. Mi sueño ayuda a
recuperarme y a sentirme mejor.
2. Reducir el nivel de ruido en el control de enfermería. Es muy importante,
especialmente por la noche, cuando necesito dormir. Apaguen la televisión,
radio, pantallas de ordenador, etc., de mi habitación por la noche, para que no
haya resplandores o ruido que puedan perturbar mi sueño.
3. No extravíen ni pierdan mis pertenencias personales. Hagan un inventario y etiqueten todo con
mi nombre y número de historia clínica, para que no se pierdan mis pertenencias
u objetos personales. Estos objetos son como una prolongación mía y me hacen
sentir mejor. Cuidando mis cosas siento que están cuidando de mí.
4. Llamen a la puerta antes de entrar. Demuestra respeto para mí como individuo y con mi privacidad.
Preséntese y deme la mano o mire a mis ojos al hacerlo. Llámeme por mi nombre
preferido (o de una manera formal).
5. Por favor, actualicen mi hoja de datos y plan de cuidados. Esto me proporciona una referencia rápida
de quién me está cuidando y cuál es el plan diario de cuidados. Proporcionar un
cuaderno al pie de la cama para poder guardar los documentos personales importantes,
tarjeta sanitaria y demás, en un único lugar. Por favor, asegúrese de que mi
nombre y mi ubicación (planta, control de enfermería, número de habitación y
teléfono de la habitación) se recogen en su parte delantera.
6. Ténganos al tanto a mi familia y a mí si observan cambios en mi
estado. Mantengan una comunicación
franca y abierta, informando sobre todo de las (posibles) demoras y retrasos en
la atención. Ello disminuirá mi ansiedad en una situación ya de por sí
estresante.
7. Mantener limpia mi habitación. Limpiar el suelo diariamente, así como las superficies para prevenir
la propagación de gérmenes; vaciar la papelera y limpiar el baño a fondo para que incluso huela a
limpio. Si es usted el personal de limpieza asignado, por favor, preséntese y salude.
Me gustar saber quién se ocupa de mí.
8. Escúchenme e implíquenme en mi cuidado. Utilice un lenguaje sencillo y asegúrese de que comprendo mi plan de
cuidados.
9. Por favor, ayúdenme en mi habitación y a orientarme en el hospital, para saber dónde se encuentran las cosas
importantes, cómo funciona el aparato de televisión, cómo solicitar comida o
cuando se puede cambiar la ropa de cama... soy como un huésped y no conozco
estas cosas, aunque son importantes para mí.
10. Por favor, mantengan la profesionalidad en todo momento y en TODAS las áreas del hospital. Aunque se encuentre
en su pausa de descanso, usted sigue siendo un empleado del hospital y un
reflejo del mismo. Cómo le percibo a usted es a menudo y en realidad cómo
percibo el hospital y la atención que estoy recibiendo.»
El artículo finaliza solicitando la colaboración de quienes,
bien como pacientes o como profesionales sanitarios que trabajan en un
hospital, deseen hacer llegar cualquier tipo de aportaciones que crean valiosas
o interesantes sobre los aspectos considerados al Armstrong Institute for Patient Safety and
Quality, del que Peter Pronovost es director.