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viernes, 30 de agosto de 2013

Profesionalismo y «social media» (I)

Escribíamos en dos de las primeras entradas publicadas en este blog, (hace ya más de dos años), sobre ética y profesionalidad:


Hablábamos entonces del denominado Medical Professionalism Project (Proyecto de Principios y Responsabilidades de la profesión médica en el nuevo milenio), presentado en 2002 por la Federación Europea de Medicina Interna, la Fundación ACP-ASIM (American College of Physicians-American Society of Internal Medicine) y la Fundación ABIM (American Board of Internal Medicine).

A partir de la idea compartida de que el compromiso (y la responsabilidad) de la práctica médica con los pacientes se enfrentaba a importantes desafíos, derivados de los cambios que se están produciendo en la sociedad actual, estas organizaciones constataron que la concepción básica y las ideas fundamentales sobre la profesión que tienen los facultativos de sistemas sanitarios muy diversos guardan gran similitud. La iniciativa se publicó de manera simultánea en varias revistas médicas como Lancet, (Lancet 2002;359(9305):520-2), Annals ofInternal Medicine (Ann Intern Med 2002;136(3):243-6) y Medicina Clínica (Med Clin (Barc) 2002;118(18):704-6) en un artículo especial titulado: La profesión médica en el nuevo milenio: Estatutos para la regulación de la práctica médica.

El preámbulo de aquel documento establecía que «la profesión constituye la base del contrato de la medicina con la sociedad»El ejercicio de la profesión exige situar los intereses de los pacientes por encima de los del propio médico, fijar y cumplir los estándares de competencia e integridad y prestar a la sociedad un asesoramiento experto en materia de salud. Los principios y responsabilidades de la profesión médica deben ser perfectamente entendidos tanto por los profesionales como por la sociedad en su conjunto. Es esencial para este contrato que la población confíe en los médicos; para que exista esta confianza es necesario que tanto cada facultativo en particular, como la profesión en general, demuestren su integridad.

Para ello se establecían un compendio de (diez) compromisos profesionales:

Compromisos y responsabilidades profesionales

      Compromiso con la competencia profesional
      Ídem de honestidad con los pacientes
      Ídem con la confidencialidad
      Ídem con el establecimiento de relaciones apropiadas con los pacientes
      Ídem con la mejora de la calidad de la atención sanitaria
      Ídem con la mejora en el acceso a la asistencia sanitaria
      Ídem con la distribución justa de los recursos finitos (equidad)
      Ídem con el conocimiento científico
      Ídem con el mantenimiento de la confianza gestionando los conflictos de interés
      Ídem con las responsabilidades profesionales.

Tal vez algunos puedan considerar que se trata de ‘mera palabrería’ o una simple enumeración retórica de buenas intenciones, pero desde luego constituye el núcleo esencial de esa empresa ética y humana que es el cuidado y la atención sanitaria. Un decálogo aplicable y asumible sin duda por cualquiera de (todas) las profesiones sanitarias, no sólo por los médicos. Transcurridos más de diez años de su elaboración, la conclusión de aquel documento sigue estando plenamente vigente (las negrillas son nuestras):

«La práctica de la medicina en la actualidad se enfrenta a desafíos sin precedentes en casi todas las culturas y sociedades. Estos desafíos se centran en las crecientes disparidades existentes entre las necesidades legítimas de los pacientes, los recursos disponibles para satisfacer dichas necesidades, la creciente dependencia de las fuerzas del mercado para transformar los sistemas sanitarios y la tentación de los médicos de abandonar su compromiso de velar por el bienestar de los pacientes. Con vistas a mantener la fidelidad del contrato de la medicina con la sociedad en estos tiempos difíciles, creemos que el cuerpo médico debe reafirmar su acatamiento activo de los principios de la profesión, en los que no sólo se engloba el compromiso personal de velar por el bienestar de los pacientes, sino también los esfuerzos colectivos por mejorar los sistemas de asistencia sanitaria en pro del bienestar de toda la sociedad. Los presentes Estatutos de la profesión médica tienen por objeto alentar dicho cumplimiento y presentar un programa de acción de alcance universal.»

En fechas más cercanas, advirtiendo que las tecnologías on line presentan tanto ventajas y oportunidades como desafíos para el profesionalismo médico (sanitario), el American College of Physicians y la Federation of State Medical Boards han presentado un documento de (toma de) posición que pretende orientar a los médicos para (intentar) conseguir el equilibrio adecuado entre el aprovechamiento de las oportunidades y los cambiantes retos inherentes a la propia tecnología y a sus usos.

Entre mayo de 2011 y octubre de 2012 tras una revisión de la literatura existente y la discusión de varios borradores, dos comités especiales sobre ética y profesionalismo de ambas organizaciones elaboraron una declaración final que establece la posición oficial y pretende servir de guía y orientación a los profesionales en el abordaje de estas cuestiones. El documento definitivo se ha publicado en abril de 2013 (Ann Intern Med. 2013;158:620-627): Online Medical Professionalism: Patient and Public Relationships: Policy Statement From the American College of Physicians and the Federation of State Medical Boards.

La declaración incluye cinco enunciados o proposiciones:

1. Las normas o estándares para las interacciones profesionales deben ser coherentes a través de cualquier forma de comunicación entre médicos y pacientes, procurando especialmente preservar la relación y mantener la confidencialidad, la privacidad y el respeto. El uso de social media por los pacientes puede llevarles, en algunos casos,  a asumir riesgos o comportamientos contrarios al mantenimiento de la salud y pueden comprometer la confianza entre las dos partes. El documento insta a los médicos para evitar el uso de los foros on line para divulgar o airear las frustraciones. El correo electrónico y otros medios sociales de comunicación pueden complementar, pero nunca remplazar o sustituir al encuentro personal cara a cara.

2. Los médicos deben esforzarse en mantener separadas las esferas profesional y social y comportarse profesionalmente y con cautela en ambas. Deben ser conscientes de que la información publicada on line puede difundirse ampliamente de forma muy rápida o sacarse fuera de contexto.

3. Las comunicaciones electrónicas sólo deben utilizarse por los médicos en una relación médico-paciente ya establecida y con el consentimiento del paciente. La documentación de estas comunicaciones debe incluirse en la historia clínica del paciente, y los médicos deben conocer y ser conscientes de los requisitos legales establecidos para estas comunicaciones en cada caso.

4. Los médicos deben valorar la conveniencia de revisar periódicamente su presencia en ranking de sitios o páginas Web y otras fuentes on line y corregir la información errónea o inexacta.

5. Internet tiene un alcance muy lejano y a menudo permanente. Los médicos, los profesionales en formación y los estudiantes de medicina deben ser conscientes de que tiene implicaciones para su futura vida profesional. Usar la configuración de privacidad, limitar el acceso a la información personal y mantener separadas las esferas social y profesional redundan en el mejor interés personal de los médicos.

Las instituciones deben tener políticas propias sobre el uso de los medios digitales, concluye el documento; la educación sobre un uso ético y profesional de estas herramientas es fundamental para mantener un ambiente respetuoso y seguro para los pacientes, el público y los propios médicos. Dado que los pacientes seguirán acudiendo a la Web en busca de información o asesoramiento sanitario, los médicos deben mantener una presencia activa y profesional, dirigiendo a los pacientes hacia fuentes de información fiables y rigurosas.

Estas orientaciones constituyen un punto de partida y tendrán que ser modificadas y adaptadas a medida que vayan surgiendo (nuevos) avances tecnológicos y mejores prácticas. Se anima a los médicos a que adopten un enfoque proactivo en la gestión de la identidad digital realizando una vigilancia rutinaria y periódica del material disponible para el público y mantener la configuración de estricta privacidad sobre su información. Resulta imprescindible que los médicos se familiaricen con estas tecnologías para poder guiarse a sí mismos y a sus pacientes, mientras navegan por el terreno (valga el oxímoron) de Internet.
(Continuará...)

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