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martes, 3 de septiembre de 2013

Profesionalismo y «social media» (II)

En esta misma semana hemos tenido ocasión de volver sobre este asunto de la ‘profesionalidad’ o profesionalismo médico ‘digital’ a propósito de otro interesante artículo publicado en el Journal of Medical Internet Research: The Impact of Social Media on Medical Professionalism: A Systematic Qualitative Review of Challenges and Opportunities (J Med Internet Res 2013;15(8):e184).

Como es (más o menos) sabido, en términos generales pueden definirse los social media ('medios sociales') como plataformas de comunicación on line donde el contenido es creado y compartido por los propios usuarios mediante el uso de las tecnologías de la Web 2.0, que facilitan la edición, la publicación y el intercambio de ideas e información en redes y comunidades virtuales. Incluirían, entre otros, los blogs, microblogs, wikis, podcasts y redes sociales como Twitter, Linkedin, YouTube o Facebook, -por nombrar solo algunas-, medios sociales móviles, servicios de compartición multimedia, etc. El término social media se usa en general para referirse a actividades que integran la tecnología, las telecomunicaciones móviles y la interacción social, en forma de conversaciones, fotografías, imágenes, vídeos y pistas de audio.
 
El creciente impacto de los medios sociales en el trabajo y en la vida privada de los profesionales de la salud ha motivado que los investigadores y las instituciones sanitarias estudien y reflexionen acerca del concepto y el contenido del “profesionalismo médico digital”. En la última década se han desarrollado diversas iniciativas y se han publicado varios estudios de investigación original y comentarios sobre el uso responsable de los social media por los profesionales sanitarios. Un buen ejemplo es la declaración Professionalism in the Use of Social Media adoptada por la AMA (American Medical Association) en noviembre de 2010. Sin embargo, no existía hasta ahora ninguna revisión sistemática cualitativa de la literatura disponible que analizara toda la gama posible de desafíos y oportunidades que plantea el uso de los social media y la influencia que tienen sobre el profesionalismo médico.
 
Con este objetivo los autores de este trabajo llevaron a cabo una búsqueda sistemática de la literatura en PubMed (restringida a literatura inglesa y alemana publicada entre 2002 y 2011) de artículos sobre retos y oportunidades para el profesionalismo médico relacionados con los medios sociales. Para operativizar el concepto de "profesionalismo médico", los autores emplearon precisamente los diez compromisos planteados diez años antes en el Medical Professionalism Project de la Fundación ABIM y otros, al que nos referíamos en la entrada anterior del blog, (se trata del marco más ampliamente aceptado y más a menudo citado para conceptualizar la idea del profesionalismo médico).

Se aplicó un análisis cualitativo del texto para categorizar el espectro de los retos o desafíos y las oportunidades que presentan los medios sociales para el profesionalismo médicoDe la revisión de la literatura se obtuvieron finalmente para su análisis un total de 108 referencias: 46 estudios originales y 62 comentarios, editoriales o artículos de opinión. En conjunto las referencias abarcaban un espectro de 23 amplias categorías y 12 más específicas sobre oportunidades (n = 10) y desafíos (n = 13) planteados por los medios sociales para el profesionalismo médico, agrupados bajo alguno de los diez compromisos del citado Proyecto. Recordemos estos compromisos: son la competencia profesional, la honestidad con los pacientes, la confidencialidad, el mantenimiento de relaciones adecuadas con los pacientes, la mejora de la calidad de la atención y de la accesibilidad a la asistencia, el compromiso con la distribución justa de los recursos finitos, con el conocimiento científico y el mantenimiento de la confianza mediante la gestión de los conflictos de intereses y las responsabilidades profesionales.
 
 
Diez años después de la publicación de aquella iniciativa, la creciente influencia de los medios sociales en nuestra vida privada y profesional es una nueva fuerza que afecta indudablemente a la idea y a nuestra comprensión del profesionalismo médico. En contraste con los sitios Web donde la gente se limita a la visualización pasiva de contenidos, las herramientas Web 2.0 de los social media se basan en el aprendizaje y conocimiento compartido de la gente, en la interacción social y en las herramientas de inteligencia colectiva que permiten la creación, la colaboración, la interacción y el intercambio de conocimientos.
 
El artículo insiste en la importancia de tener en cuenta la persistencia, trazabilidad, replicabilidad y las “audiencias invisibles“, como características propias de muchas plataformas de social media, que afectan de forma permanente a la reputación y a la huella digital. Una vez que la información se encuentra on line, es extremadamente difícil eliminarla (si acaso es posible), y se puede propagar y difundir rápidamente más allá de cualquier tipo de control. En este sentido, un momento de ‘temeridad’ puede tener consecuencias imprevistas e irreversibles en el futuro personal y laboral de los profesionales.
 
Lo esencial de las directrices y recomendaciones emitidas por (desde) las diferentes organizaciones profesionales es preservar la privacidad del paciente y la confidencialidad en todos los entornos; evitar la excesiva “publificación” utilizando una adecuada configuración de privacidad, siendo conscientes de que no son soluciones definitivas, y realizar un seguimiento periódico de la presencia on line. Hacen hincapié en la necesidad de mantener los límites adecuados en la relación paciente/médico y considerar la separación de los contenidos profesionales y personales on line. Estas directrices políticas intentan sensibilizar y generar conciencia de la responsabilidad de los profesionales en la publicación de contenidos poco rigurosos o la responsabilidad de informar a las autoridades competentes sobre este tipo de cuestiones. En última instancia estos fracasos pueden afectar a la reputación de los profesionales médicos entre los pacientes y colegas y pueden socavar la confianza pública.
 
Por otro lado, es evidente la existencia de innumerables oportunidades, que incluyen por ejemplo la mejora en el intercambio de información y en el acceso a la asistencia, una mayor calidad de la atención, etc.
 
Entre las conclusiones del artículo los autores sostienen que la adaptación de los tradicionales valores fundamentales de la medicina a las características de los social media presenta tanto oportunidades como desafíos para el profesionalismo médico. Como profesión que tiene una capacidad de autorregulación, los médicos deberían abordar proactivamente estos desafíos y aprovechar las oportunidades. Debe haber un espacio para fomentar el diálogo intergeneracional e interprofesional (y eventualmente las directrices y políticas) sobre esos desafíos y oportunidades que plantean los medios sociales en la moderna atención sanitaria.
 
Esta revisión bibliográfica cualitativa supone una fuente única de información que puede contribuir a informar y promover investigación adicional posterior y el desarrollo de políticas en este ámbito.
 
Pero no se trata solo de los médicos: hace casi dos años la American Nurses Association (ANA) ya publicó una guía sobre el uso de las redes sociales (Principles for Social Networking and the Nurse: Guidance for the Registered Nurse), en la que también hacía hincapié en la necesidad de mantener la confidencialidad para con los pacientes y unas normas éticas y profesionales. En este sentido, Karen A. Daley, presidenta de la ANA afirmaba: "Las enfermeras y estudiantes de enfermería tienen la obligación de entender la naturaleza, los beneficios y las potenciales consecuencias de participar en las redes sociales".
 
¿Lo tenemos igual de claro por estas latitudes?
 
 

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