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sábado, 12 de enero de 2013

Comportamientos (poco) ejemplares

Monasterio de Santa Cristina. Orense
«La salud democrática de una nación depende, en buena medida, de la calidad ética de sus ciudadanos y de sus representantes políticos. El fortalecimiento de las instituciones políticas y su credibilidad depende de muchos factores, pero, substancialmente, de la confianza que sean capaces de generar a la ciudadanía.»
(Code of Ethics for Politicians)
Ramon Llull Journal of Applied Ethics, vol. 3, 2012. pp. 9-16.
DRAE
ejemplaridad.
1. f. Cualidad de ejemplar.
ejemplar.
(Del lat. exemplar, -āris).
1. adj. Que da buen ejemplo y, como tal, es digno de ser propuesto como modelo.



Una emisora de radio contaba la noticia a través de un comentario editorial: Sanidad pública y privada se cruzan con demasiada facilidad.

La información era posteriormente ampliada, explicando que la empresa de la que es consejero Juan José Güemes se queda con la gestión de los análisis clínicos que él mismo privatizó. El ex consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid forma parte desde agosto del consejo de administración de la empresa sanitaria Unilabs, integrada en el grupo Capio.

La puerta que separa la sanidad pública de la privada empieza a cruzarse en España con demasiada facilidad por parte de los ex directivos y gestores públicos reconvertidos en consejeros, asesores, trabajadores o empresarios de la sanidad privada.

Se trata del fenómeno conocido como revolving door, puertas giratorias incrustadas entre el poder  político y el poder económico, que se viene produciendo en diferentes sectores. Es casi un fenómeno de “corrupción institucionalizada” que se adentra en el entramado económico institucional.

La prensa escrita ha completado después la información, aportando más detalles:


Hace apenas un mes, (2 dic. 2012), el diario EL PAÍS publicaba un interesante reportaje que sigue de plena actualidad y conviene revisar: De la pública a la privada y al revés.
No deja de resultar “llamativo” (por decir algo) que el Consejero que en su día ofertaba "oportunidades de negocio" en la sanidad pública, parece que es el primero que quiere dar “buen ejemplo” de ello…

Las democracias occidentales requieren, -entre otras condiciones-, de la ejemplaridad de los profesionales de la política. Y es que, además de responder ante la ley, como cualquier otro ciudadano, son responsables ante quienes les eligieron. Frecuentemente, observamos (en otros países) que un político, sin haber cometido nada ilícito, se hace reprochable ante la ciudadanía, por lo que debe dimitir, haciéndose inelegible, por haber perdido la confianza de sus electores. En este sentido, la confianza no puede imponerse, la confianza se inspira, surge de una ejemplaridad personal, o lo que es lo mismo, de la excelencia moral, de una práctica íntegra y honesta (honestum). Cicerón, en su obra De officiis (Sobre los deberes) establecía una serie de preceptos morales que debían seguir los gobernantes en su comportamiento, desarrollado en cuatro virtudes fundamentales: sabiduría, justicia, templanza, magnanimidad.

Frente a ese político ideal que genera la confianza de la ciudadanía, existen comportamientos políticos que producen el sentimiento contrario.

El filósofo Javier Gomá Lanzón publicaba en 2009 un excelente ensayo sobre este tema: “Ejemplaridad pública”.  que seguramente debrían repasar muchos responsables públicos. En una entrevista aparecida entonces afirmaba:


“Los políticos tienen dos maneras de influir sobre la sociedad: lo que ellos hacen y lo que ellos son. Lo que ellos hacen son leyes coactivas capaces de transformar la realidad, pero lo que ellos son es a menudo mucho más importante, porque son ejemplos que tienen mucha influencia en nuestra vida, nuestra hacienda y nuestra libertad y se convierten en una fuente de moralidad social. El ejemplo de las personas que ocupan posiciones de poder puede ser extremadamente vertebradora o desvertebradora de la sociedad, y cuando los políticos son ejemplos de un estilo de vida vulgar y no ejemplar, se produce un efecto desmoralizador sobre la sociedad. Lo peor es que los políticos sólo encuentran cómo solución aprobar más y más leyes, es decir, más coacción, con lo cual la falta de ejemplaridad de sus conductas acaba produciendo un exceso de legislación para remediar la corrupción que ellos mismos han generado”.

“Faltan conductas ejemplares, el ejemplo negativo de los políticos desmoraliza a la sociedad, se generaliza la vulgaridad en la conducta y los propios políticos reaccionan con más leyes”.

Porque hay que recordar que "La ejemplaridad está un paso por encima de la ley", como aseguraba el que fuera catedrático de filosofía del Derecho, presidente del Congreso de los Diputados y uno de los padres de la Constitución, Gregorio Peces-Barba: "Todos los ciudadanos con responsabilidad pública están sometidos a la ley y al derecho, pero por encima de eso existe, además, un cuidado y una exquisitez que es lícito demandar en las formas" (en: Ejemplos más allá de las leyes. EL PAÍS, 29-12-2011).

Algunos autores hablan de “élites extractivas” para referirse a la clase política (en el sentido que le dan Acemoglu y Robinson en su libro Por qué fracasan los países”). Desde su punto de vista, una élite extractiva se caracterizaría fundamentalmente por "tener un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio" (Una teoría de la clase política española. EL PAÍS, 8 sep. 2012).
Pareciera como si su paso por la gestión pública  tuviera como único fin y objetivo principal labrarse un buen futuro en el sector privado.

¿Cómo extrañarse así de que los ciudadanos consideren que los políticos son uno de los principales problemas del país, según muestran de forma reiterada los estudios del CIS? Es lógico que cunda la desafección política entre los ciudadanos; el resultado no es otro que el alejamiento y el desinterés por los asuntos públicos, que acaban siendo –cada vez más- una cuestión privada de unos pocos, que se dedican a gestionarlos en su propio beneficio…

En estos tiempos grises de individualismo e insolidaridad no hemos de olvidar nunca que los privilegios conllevan responsabilidades “…todos somos ejemplos para los demás. Es decir, nuestra conducta es un ejemplo (o contraejemplo) de conducta para el que nos observa o tiene noticia de ella; todos actuamos de espejo para los demás, seamos conscientes o no. Por supuesto, ser un ejemplo y ser ejemplar son dos cosas distintas. Todos los que tienen un cargo o una posición de relevancia en el espacio público multiplican su efecto especular y por tanto su nivel de responsabilidad; que sean ejemplos no quiere decir que sean, sin embargo, ejemplares.” (No ejemplar. EL PAÍS, 14 dic. 2011)

Como recuerda Gomá Lanzón (Las razones de la ejemplaridad): «Nadie es sólo ejemplar en lo público si no lo es en lo privado, y al revés. El concepto abarca todas las dimensiones de la personalidad. Además, va más allá del mero respeto a las leyes. En los últimos dos o tres siglos hemos generado un estado de derecho, que se basa en la idea de constituir una sociedad justa obedeciendo a la Ley. Últimamente nos hemos dado cuenta de que el respeto a la Ley no basta. Es necesario, pero no es suficiente».

"Existen múltiples ejemplos de la vida pública que tienen su explicación en lo privado. A lo mejor un ciudadano o un cargo cumplen la letra de la ley pero no su espíritu hasta un punto que sus acciones puedan resultar repugnantes para la sociedad".

En fin, apenas si hay disimulo en el saqueo. Un expolio ante el que (casi) no somos nadie como refiere con cierta tristeza Manuel Rivas“ya están adjudicados el negocio del cuerpo y el negocio del alma”.


Actualización 14 de enero:

Apenas unas horas más tarde de subir la entrada, algunas páginas del periódico del domingo vienen a iluminar algunos de los episodios más oscuros a los que nos referimos, poniendo de manifiesto las pasarelas entre el poder político y el poder económico en el caso de privatizaciones:

·         Favores y lealtades (Joaquín Estefanía, EL PAÍS 13 enero 2013)
Un artículo que constata la ausencia de “un ‘gerente del bien común’ que ayude a combatir las irregularidades y corruptelas económicas.”

Otro artículo de opinión destaca también la existencia de “una maraña de discursos deshonestos que quieren hacernos creer que la realidad es intocable”. Nada que contribuya más al desarme de la opinión pública y a la desmoralización ciudadana:

·         Deshonestos discursos políticos (Soledad Gallego-Díaz, EL PAÍS 13 de enero 2013)

Y la noticia en portada de EL PAÍS, a cuatro columnas, con el resultado de un sondeo de Metroscopia para el periódico:


Sin comentarios.

4 comentarios:

  1. Una de dos: o la empresa no ha leido el fondo del asunto o no tienen ni idea... La adjudicación del concurso no fue la semana pasada sino hace años. Creo que los medios no se aclaran, o no quieren que nadie se aclare.

    Coincido con lo que dices en la entrada pero hace falta cierto rigor (habló por los medios, claro) para contar las cosas, incluso cuando no coincidan con la linea ideologica del periodico o emisora o lo que sea.

    He tomado nota de algunos enlaces que has puesto, la verdad es que la ejemplaridad se echa de menos en la política y en muchos sitios más.

    Saludos!

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    Respuestas
    1. Vamos a ver, Miguel Ángel: En el artículo de la Cadena SER [http://www.cadenaser.com/espana/articulo/empresa-consejero-juan-jose-guemes-queda-gestion-analisis-clinicos-mismo-privatizo/csrcsrpor/20130111csrcsrnac_2/Tes] queda bastante claro que la empresa UNILABS, de la que es consejero el ex-consejero ha comprado en noviembre pasado el 55% de la UTE BR Salud (Balagué y Ribera Salud) que fue la adjudicataria en 2009 del servicio de análisis clínicos... Desgraciadamente en este caso no se puede culpar al mensajero.
      Saludos, y gracias por tu comentario.

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    2. Lee los demas titulares, y lee lo que la gente entendió en twitter... a eso me refiero. Pero era cuestión de detalle, solo eso.

      Cambiando de tema. Creo que estamos en una epoca llena de consignas y basada en la difusión masiva de frases breves. Pocos leen que hay detrás, lo bueno y lo malo (si es que hay de las dos cosas).

      Un abrazo

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    3. Bueno, está claro que en general la prensa escrita (y la propaganda) se han movido siempre por eslóganes, consignas o frases llamativas... Ya sabes aquella irónica -o cínica- máxima periodística: "No dejes que la verdad te estropee un buen titular". Algún consejo: atención a la pluralidad de fuentes, rigor en el análisis, reflexión y espíritu crítico para saber "leer entre líneas" y ver qué hay detrás, como bien dices.
      Un abrazo.

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