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viernes, 5 de diciembre de 2014

Más sobre médicos en las redes sociales

    Bansky Hits San Francisco. Foto by Thomas Hawk (via flickr)

“…la tecnología y los medios de comunicación social que tenemos a nuestra disposición son herramientas poderosas que precisan para su uso conocimiento y habilidades pero también prudencia y una buena visión ética. Al final las redes sociales visibilizan lo que hacemos y lo que somos, nuestros aciertos y nuestros errores”.

El (casi) siempre interesante Journal of Medical Internet Research (JMIR) publica en esta misma semana un artículo sobre las actitudes y el uso de las redes sociales (RRSS) por médicos australianos: «How Doctors View and Use Social Media: A National Survey», cuyo contenido resumimos luego.

Hace apenas dos semanas, en el marco de la IV Convención de la Profesión Médica, se ponía de manifiesto que los medios de comunicación online y las RRSS se están convirtiendo en una herramienta cada vez más común en la práctica clínica, al tiempo que los médicos tienen diferentes prácticas y puntos de vista respecto a si tienen que comunicarse con los pacientes en Internet y cómo hacerlo adecuadamente. En una de las Mesas sobre Comunicación 2.0 se recordó que (solo) un 20% de los médicos recomienda páginas webs sobre salud a sus pacientes y que un 31% de los profesionales cree que las RRSS complican su relación con el paciente y minan su credibilidad. 

Como es seguramente ya conocido, pues ha sido bastante comentado en la ‘blogosfera sanitaria’, en el transcurso de la Convención se presentó el ’Manual de Estilo para médicos y estudiantes de Medicina sobre el buen uso de redes sociales’, cuya elaboración ha sido promovida e impulsada desde la propia OMC, con la idea de que la formación y las buenas prácticas son claves para perder el miedo a las RRSS (también) en el ámbito profesional y desde la convicción de que “las redes sociales utilizadas adecuadamente constituyen una herramienta que puede ser útil en la divulgación del conocimiento médico a la sociedad, así como a otros profesionales de la salud”.

El artículo del JMIR en cuestión se refiere precisamente a la amplia y extendida preocupación a nivel internacional existente entre numerosos profesionales, en torno a las expectativas de los pacientes sobre la comunicación on line y el uso de las RRSS en la práctica clínica habitual por parte de los médicos, así como acerca de las obligaciones legales y los aspectos éticos que se derivan de ello.

Los autores constatan que existen pocas investigaciones cuantitativas sobre el uso por los médicos de estos medios tecnológicos y su actitud hacia ellos, por lo que plantearon realizar una encuesta con el fin de investigar y cuantificar el uso actual de las redes sociales y la comunicación on line por profesionales australianos, así como su actitud ante posibles dilemas éticos cuando se comunican con los pacientes. En última instancia su objetivo es contribuir a la mejora de las guías y directrices (guidelines) existentes sobre el uso eficaz de las RRSS en la práctica clínica.

La encuesta se llevó a cabo entre octubre y diciembre de 2013. Las preguntas del cuestionario exploran varios aspectos implicados en la interacción médico-paciente on line.

De una base de datos inicial de más de 65.000 médicos australianos, (de los que solo un 49% tenían dirección de e-mail), fue seleccionada una muestra de 1.500 médicos, a quienes se invitó a participar mediante correo electrónico. Solo 190 se registraron finalmente en la encuesta y 187 la cumplimentaron, lo que supone una tasa de respuesta de 12.47%. Los participantes procedían de todos los Estados y territorios de Australia, siendo representativos de una amplia gama de especialidades.

Con respecto al uso habitual de las RRSS, la mayoría de los encuestados utiliza las RRSS al menos una vez por semana. Sólo una cuarta parte no las usa nunca (48/187, 25.7%). La red social más comúnmente utilizada es Facebook (112/187, 59.9%). La mayoría de los participantes (147/187, 78.6%) utiliza las redes sociales en horario fuera del trabajo y de éstos, el 16.3% (24/147) utilizan las RRSS más de 1 hora al día. En comparación, un 38.0% (71/187) de los participantes utilizan las RRSS en horario de trabajo, de los que sólo el 4.2% usan las redes sociales más de 1 hora al día.

Se halló una relación lineal entre el aumento de la edad y un menor uso de RRSS. Todos los médicos residentes o en formación y los que están realizando la especialidad utilizan algún tipo de RRSS, en comparación con el 72.2% (52/72) de médicos especialistas y el 69.6% (32/46) de médicos generales.

En relación con el uso y actitudes hacia la comunicación médico-paciente on line, se encuentran opiniones divididas. Aunque un 67.0% (124/185) de los participantes en la encuesta están de acuerdo en que puede ser apropiado para un médico interactuar con sus pacientes mediante correo electrónico, sólo el 30.5% (57/187) lo había hecho. Solamente uno de los 187 médicos encuestados había utilizado RRSS (como Twitter o Facebook) para comunicarse con los pacientes y sólo el 21.2% (38/179) considera adecuado hacerlo.

En contraste con estas bajas tasas de comunicación on line, los médicos sí hablan con frecuencia a sus pacientes sobre la existencia de posibles recursos on line. Un 69.7% (129/185) había comentado fuentes de información on line (tales como páginas Web acerca de su enfermedad), aunque bastantes menos se refirieron a las RRSS como grupos de apoyo on line (73/185, 39.5%). Los médicos generales fueron mucho más proclives que los médicos especialistas para hablar a sus pacientes sobre el uso de Internet y recursos on line (44/46, 95.7% vs. 43/72, 59.7%). Los médicos de zonas rurales también fueron más propensos a comentar los recursos de Internet con sus pacientes que sus colegas urbanos (45/58, 77.6% vs. 77/117, 65.8%).

Sobre la interacción médico-paciente en RRSS como Facebook, los resultados muestran que a pesar de unas tasas tan bajas de utilización de las RRSS en el entorno profesional, se utilizan mucho más en el ámbito privado. Las mujeres son mucho más proclives que los hombres a usar una red como Facebook (59/80, 73.8% vs. 49/95, 51.6%). Uno de cada cinco participantes (30/155, 19.4%) había recibido una ‘solicitud de amistad’ de algún paciente al que sólo conocían desde un punto de vista profesional. Cuando se les preguntó cómo responderían a un paciente que les enviara una ‘solicitud de amistad’, los participantes se dividieron en su respuesta. La mayoría respondió que rechazarían la solicitud, y no harían nada más (54/155, 34.8%). Otros 18 (11.6%), afirmaron que declinarían la solicitud y les explicarían la razón en un mensaje privado. Otros 44 (28.4%), manifestaron que rechazarían la solicitud del paciente y lo comentarían con él en la siguiente consulta. Sólo el 2.6% (4/155) manifestó que aceptaría la ‘solicitud de amistad’. Más de la mitad de los encuestados (89/155, 57.4%) considera que es apropiado para un médico mantener un perfil personal en Facebook, aunque menos de una cuarta parte (37/155, 23.9%) se sentían cómodos con un paciente que puede acceder a contenidos sobre el médico publicados en esa página (por ejemplo, fotos colgadas por otros).
Recordemos aquí que en España, según los datos del estudio  Los ciudadanos ante la e-Sanidad, (2012), elaborado por el ONTSI existe una opinión positiva bastante generalizada hacia el uso de los nuevos canales de comunicación (correo electrónico, Webs, blogs, etc.) por parte de los profesionales médicos.
En el 72,8 % de las ocasiones se desearía que el médico recomendase recursos en Internet en los que consultar información sanitaria (páginas Web, foros, etc.).
• Para el 71,9 % sería interesante que el médico gestionase un blog o página Web con consejos e información sobre salud.
• De manera general, los más interesados en que su médico utilice estos nuevos canales de comunicación con sus pacientes son los ciudadanos más jóvenes, principalmente menores de 35 años
Sin embargo, la interacción del médico a través de las RRSS es la alternativa menos aceptada ya que el 51% de los ciudadanos participantes manifestaron su desacuerdo a este respecto reforzando lo ya expuesto del bajo uso actual de este canal forma de comunicación para temas de salud entre los pacientes y sus propios médicos.
 Con respecto a la protección de la información personal on line la mayoría de los participantes (110/181, 60.8%) manifestaron que no se sentirían cómodos interactuando con un paciente que hubiera accedido a información personal on line sobre ellos antes de la visita/consulta y un 17.1% (31/181) de los médicos había experimentado el que alguien hubiera publicado información on line sobre ellos que no querían que fuera vista por los pacientes. Aunque no fue muy común, algunos de los médicos habían interactuado con pacientes que contaban con información suya (de los médicos) que ellos no (les) habían facilitado y que el paciente había encontrado on line (15/181, 8.3%) o en las RRSS (3/181, 1.7%).

Si bien la mayor parte de los médicos son conscientes de los resultados que aparecen cuando se busca en Internet por su nombre completo (117/181, 64.6%), y la mayoría (107/155, 69.0%) han configurado los ajustes de privacidad para limitar el acceso a su información, una proporción mucho más pequeña ha tomado medidas para controlar su perfil on line (65/181, 35.9%). Los participantes de mayor edad era menos probable que supieran cómo eliminar fotos suyas que no querían que vieran los pacientes. De hecho, ningún participante de más de 65 años sabía cómo hacerlo, en comparación con el 7% (3/45) entre 46-55 años y el 50% (1/2) de menos de 25 años. Las mujeres eran más proclives que los hombres para controlar y cuidar su perfil on line, incluyendo ajustes de privacidad (38/80, 48% vs. 25/95, 26%).

La mayoría de los participantes (119/181, 65.8%) dudaban sobre si debían implicarse más plenamente en las redes sociales y en los medios de comunicación on line debido a las preocupaciones sobre acceso público y problemas legales.

En relación con otros dilemas éticos, los médicos también se encuentran inseguros sobre si tienen la obligación de refutar la información inadecuada o incorrecta publicada on line. Un 38.1% (69/181) creen que los médicos deben hacerlo y un 29.3% (53/181) dicen que no; el resto permanece indeciso. No existe acuerdo sobre la conveniencia o no de acceder a la información disponible públicamente acerca de un paciente y el hecho de abordarlo con el paciente. Incluso en caso de urgencia, un 26.7% (48/180) de los médicos manifiesta que no utilizaría la información on line disponible públicamente (por ejemplo, la información acerca de un intento de suicidio en la página de Facebook de un paciente). A pesar de la división en las respuestas, el 16.1% (29/180) de los médicos ya había buscado información sobre un paciente on line (ver cuadro).

En resumen, los resultados de la encuesta confirman la hipótesis de que los médicos australianos todavía tienen que integrar plenamente la comunicación on line y el uso de las RRSS en su práctica clínica, y que muchos de ellos son incapaces de proteger su información personal on line.

Aunque los médicos australianos utilizan con frecuencia las RRSS en su vida privada, su uso en la actividad profesional es mínimo, lo que refleja un patrón de uso muy similar al observado en una encuesta realizada a médicos estadounidenses en 2010.

En contraste con este escaso uso profesional, muchos médicos australianos hablan sobre recursos en Internet y RRSS con sus pacientes. Los médicos generalistas (44/46, 96%) y los de zonas rurales (44/58, 76%) informan de una altísimo nivel de discusión acerca de los recursos on line, lo que quizás indica el papel central que desempeñan los recursos sanitarios on line en atención primaria, especialmente en centros geográficamente distantes y el potencial existente para una mayor integración de Internet y las RRSS en otras áreas de la práctica médica.

Si bien la comunicación médico-paciente on line es aún muy limitada, los médicos se están encontrando con dilemas éticos y no están seguros de cómo darles respuesta. Uno de cada cinco médicos se ha encontrado en situaciones en las que el marco tradicional de la relación médico-paciente ha sido llevado al límite por una ‘solicitud de amistad’ en las RRSS. Esta cifra es considerablemente menor que el 34.5% de los médicos en ejercicio que informaron haber recibido una solicitud semejante de un paciente en el estudio estadounidense antes citado. Al preguntarles sobre cómo reaccionarían en tal situación, los médicos australianos se distribuyeron bastante uniformemente en cuanto a si debían responder o ignorar la petición y cómo lo harían, reflejando la ausencia de consenso sobre la mejor manera de abordar dicha situación.

Igualmente problemática es la cuestión de si resulta apropiado ver información on line disponible públicamente acerca de los pacientes, incluso en caso de urgencia, y si los pacientes deben ser advertidos de que se ha accedido a dicha información. Es interesante reflexionar sobre si un post en Facebook sobre un intento de suicidio es diferente a una nota escrita de suicidio. Algunas respuestas pueden estar relacionadas a su vez con la incertidumbre que (aún) genera Internet y las RRSS.

Los resultados de la encuesta muestran que los médicos están preocupados por cuestiones legales cuando se comunican con pacientes on line, siendo estas preocupaciones legales y la privacidad las que provocan su reticencia a participar más plenamente en las RRSS. Estas preocupaciones son comparables a las de otros países y permanecen inalterables a pesar de la publicación de directrices y guías de uso (guidelines) de las redes sociales elaboradas por distintas organizaciones profesionales. En el artículo se citan expresamente:

1.    Professionalism in the Use of Social Media, (American Medical Association, 2011) 
3.  Doctors' use of social media. (General Medical Council, 2013).

La mayoría de los médicos australianos (125/181, 69.0%) declararon que se sentirían incómodos interactuando con pacientes que tuvieran acceso a información on line sobre ellos antes de una consulta. Sin embargo pocos toman medidas específicas para gestionar y editar la información disponible sobre ellos mismos on line. Sólo uno de cada cinco (39/181, 21.6%) sabe qué hacer si una foto comprometedora suya es publicada sin su permiso. Hasta un 17.1% manifestó que ya existe información sobre ellos que no querrían que vieran los pacientes. Esta escasa y limitada competencia para gestionar la información on line disponible sobre ellos aumenta el riesgo de experiencias negativas y refuerza aún más la evitación del uso de las redes sociales.

Muchos médicos creen que no deberían tener un perfil personal para evitar este tipo de dilemas. Lo único que consigue esto es marginar a los médicos impidiéndoles conseguir experiencia y fluidez en el uso de la tecnología. Ignoran además el hecho de que, a medida que pasa el tiempo, el perfil on line de un médico se desarrollará (incluso) sin su participación, a través de la creciente utilización de revisiones o informes de terceros (como en RateMDs.com).

Lo más evidente de los resultados de este estudio es que la penetración de los medios de comunicación on line y las RRSS en la vida cotidiana coloca a los médicos en situaciones nuevas que tienen dificultades para sortear. Es evidente que las normas y prácticas que hasta ahora habían conducido la tradicional interacción médico-paciente aparecen bajo una nueva luz a medida que la profesión adapta sus viejos asertos a las nuevas herramientas de comunicación. Para algunos, las RRSS pueden ser simplemente otra forma (inocua) de comunicación, como una llamada telefónica o un mensaje de texto. Otros en cambio pueden considerar que la información personal disponible en las RRSS sólo es apropiada para sus familiares y amigos más cercanos.

También en nuestro ámbito se plantean conflictos similares, ante la realidad incuestionable e irreversible que convierte Internet y las RRSS en herramientas indispensables de información, comunicación y documentación en el mundo sanitario. Por ello, para quienes desean adquirir pautas y orientaciones sobre su salud, pero sobre todo para guiar al médico y a otros profesionales sanitarios, es obvio que la publicación de una guía como el ‘Manual de Estilo para médicos y estudiantes de Medicina sobre el buen uso de las redes sociales’ supondrá sin duda una ayuda de primer orden. Confidencialidad y secreto médico, comportamiento ético adecuado en RRSS, consejo médico a pacientes virtuales, cuidado de actitud e imagen del médico como usuario de RRSS; uso de nuevas tecnologías e imagen del médico en la consulta directa con el paciente; responsabilidad sobre la información médica difundida en RRSS; las relaciones entre compañeros en RRSS y la publicidad, marketing y branding médico... todos estos asuntos son tratados en lo que ya ha sido calificado como un "Código Deontológico 2.0".
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