miércoles, 5 de marzo de 2014

Confesiones de una paciente amish: no tengo WhatsApp pero si GuaSa

Una entrada de Teresa Suárez Fernández para #CarnavalSaludFeb14

Pregunta 1: ¿Telemedicina o cirujano arrogante?

El uso de las TICs es de suma importancia en cualquier ámbito pero especialmente en el área de la salud, ya que el notable desarrollo de la tecnología médica ha permitido importantes avances en la formación sanitaria, en el conocimiento de las enfermedades y en la cura de las mismas.

Por ejemplo la telemedicina, basada en las comunicaciones y en la práctica a distancia, incluye tanto el diagnóstico y tratamiento como la educación médica. Una tele conferencia permite que un cirujano asista a una intervención quirúrgica, que se está realizando a miles de kilómetros, y que pueda aconsejar a los cirujanos que la están practicando. La cirugía robótica posibilita que el robot efectúe un proceso quirúrgico de una manera más precisa eliminando de la ecuación los posibles errores humanos achacables al agotamiento. Es un recurso tecnológico que aporta velocidad, precisión, fiabilidad y unas posibilidades infinitas de enseñanza, aprendizaje y práctica a distancia, pero también tiene inconvenientes, el principal su elevado coste. 

Además, ¿que pasa si en mitad de la operación se produce una caída del servidor por sobrecarga en la red? ¿Te quedarás con el apéndice a medias de extraer mientras aparece un cartel luminoso rojo que anuncia a aquellos que estén viendo por videoconferencia la teleoperación: "Lo sentimos. Estamos sufriendo un corte en el servicio. Nuestro equipo trabaja para arreglarlo tan pronto como sea posible. Gracias por su paciencia"?

Respuesta: mientras sea posible elegir prefiero, sin dudarlo, que me opere un cirujano (sobre todo si se parece al doctor Derek Shepherd de “Anatomía de Grey”) antes que R2D2  (el robot bajito de “La guerra de las galaxias”).


Está demostrado que las nuevas tecnologías conectan y promueven la colaboración entre centros educativos, el mundo laboral y los medios de comunicación, al igual que proporcionan medios para hacer llegar, en todo momento y a cualquier lugar, la formación "a medida" que la sociedad nos exige hoy en día.

Pregunta 2: ¿Formación a distancia o congreso?


Es indudable que las TIC permiten mejorar y potenciar la formación y el aprendizaje en múltiples aspectos, sí, pero también suponen una amenaza de extinción para esa parte de la comunicación humana que se nutre del contacto con los demás: completamos lo que somos dando a otros y recibiendo de ellos. El hombre ya no es un “ser social por naturaleza”, como afirmó Aristóteles, es “un ser social siempre y cuando tenga Twitter, perfil en Facebook, cuenta en Instagram, videos en YouTube y, por supuesto, WhatsApp”.

En la falsa privacidad que proporciona el ciberespacio es fácil liberarse de la ansiedad y el temor que pueden llegar a generar las relaciones sociales diarias con contacto directo. La contrapartida es que en ese mundo virtual, de relaciones virtuales, amigos virtuales y abrazos virtuales, en vez de desarrollar habilidades sociales que nos sirvan para la vida real se genera una tendencia creciente al aislamiento. Es habitual encontrar grupos de chicos y chicas sentados que, sin dirigirse la palabra, no levantan la vista de sus tablets o smartphones mientras escriben, a toda velocidad, mensajes a dos dedos dirigidos a gente que siempre parece más interesante que la persona que tienen al lado. Lo mismo ocurre entre parejas o cuando estás tomándote un café con alguien que se remueve inquieto cada vez que escucha el soniquete que le avisa de la entrada de un nuevo Whatsapp o Tweet.

Es tal la velocidad de contagio que ya existe nombre para los adictos a esta tecnología: síndrome FOMO (Fear Of Missing Out). Este miedo a quedarse “fuera de onda”, a perderse acontecimientos relevantes, empuja a los usuarios a publicar un sinfín de comentarios y fotografías con el único objetivo de dejar patente en las redes lo maravillosa que es su vida y ellos mismos. Tan estresante resulta esta necesidad de crear perfiles que nos definan como personas interesantes de cara a los demás, como el asimilar el enorme flujo de información que circula a través de las redes.


Respuesta 2: a la pregunta de si los cursos presenciales deben ser sustituidos por un aprendizaje completamente virtualizado (correo electrónico, páginas Web, foros de discusión, mensajería instantánea), por una educación únicamente a distancia, mi respuesta es NO. Quizá complementario pero nunca sustitutivo. El e-learning está bien pero no se puede comparar a un curso de verano en El Escorial.

Además no hay que olvidar aquello de “lo que pasa en un congreso, se queda en el congreso” máxima que nos vendrá de perlas en el caso de que, entre ponencia y ponencia, surja algún pequeño affaire con una médica cañón, un doctor macizo o una enfermera potente. Siempre será mejor que adentrarnos directamente en la Web 3.0 (camino evolutivo de la red que conduce a la inteligencia artificial) y enamorarnos de un sistema operativo diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario por mucho que este tenga la voz de Scarlett Johansson (argumento de la película “Her”, Oscar 2014 al mejor guión original).

¿No están de acuerdo?

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